Nicholas Prouty anima a otros millonarios a mudarse e invertir en Puerto Rico

  • El multimillonario Nicholas Prouty, que desde que se mudó a Puerto Rico hace un año no ha parado de invertir en bienes inmuebles e impulsar nuevos negocios, invitó hoy a otros millonarios estadounidenses a que le imiten y participen de la "reinvención" de la isla, un proceso que "ya está en marcha".

San Juan, 24 abr.- El multimillonario Nicholas Prouty, que desde que se mudó a Puerto Rico hace un año no ha parado de invertir en bienes inmuebles e impulsar nuevos negocios, invitó hoy a otros millonarios estadounidenses a que le imiten y participen de la "reinvención" de la isla, un proceso que "ya está en marcha".

"Puerto Rico tiene todo lo que echaríamos de menos", dijo Prouty ante un centenar de dueños de grandes fortunas y potenciales inversores que aceptaron viajar a la isla y acudir hoy a una reunión orquestada por las autoridades locales, en colaboración con el sector privado, para tratar de convencerles de que este es un destino único para sus inversiones.

Se trata de la primera vez que Puerto Rico convoca una reunión de tan alto nivel en el ámbito inversor y uno de los grandes embajadores para la ocasión es Prouty, que ha invertido cientos de millones de dólares en la isla, con la convicción, según explicó hoy a Efe, de que "Puerto Rico está en pleno proceso de transformación".

"Quiero formar parte de ello; de hecho, lo estoy siendo, y hoy estoy invitando a otra gente como yo, que también tiene capacidad inversora, a que se sume", apuntó el millonario empresario.

En ese sentido, explicó a un auditorio formado también por altos directivos de empresas estadounidenses de diferentes sectores, que los atractivos incentivos fiscales que ofrece la isla -y que fueron los que le trajeron a Puerto Rico- "son sólo un factor más".

Así, durante la reunión, celebrada en uno de los hoteles más lujosos de la isla, el presidente del fondo de inversión Putnam Bridge Funding explicó que lo más atractivo, en su opinión, es que se trata de una isla caribeña, bicultural y con bandera estadounidense.

Prouty, que en la actualidad comercializa uno de los mayores desarrollo inmobiliarios del centro de San Juan (La Ciudadela) y es dueño de la mayor marina del Caribe (en la localidad puertorriqueña de Fajardo), habló a sus colegas "de tú a tú" sobre cervezas frías y rones en el mar durante todo el año, pescado a la plancha en playas con aguas cristalinas, golf a buena temperatura y el relevo de la chaqueta por la guayabera.

También habló de fines de semana "épicos" y de lo fácil que le resultó a su esposa apoyar la idea de mudarse a Puerto Rico, tras investigar el nivel de los colegios locales y de la sanidad, comprobar el caluroso recibimiento que tuvo su hija de nueve años en la escuela y la tranquilidad que supone saber que desde cualquier punto de la isla en 20 minutos se puede llegar en helicóptero a un buen hospital.

Todo ello ayuda, dijo, a sobrellevar las largas jornadas de trabajo que todo empresario sufre en cualquier lugar del mundo, con la garantía de que todos los sectores de la economía local se rigen por normas y estándares estadounidenses.

"Aquí también recibo el New York Times todas las mañanas", aclaró Prouty para explicar que aunque se trata de una isla caribeña, los lazos con EE.UU. son sólidos y recordó que aquí están presentes la Justicia federal y el FBI.

Además, "aquí no se pagan impuestos federales", dijo entre risas en un ambiente distendido, en el que se permitió asegurar que los datos que reflejan los indicadores económicos (que apuntan que Puerto Rico acumula casi ocho años de recesión y una deuda de más de 70.000 millones de dólares) no son reales y enfatizar que entre un 30 y un 50 % de la población vive de la economía sumergida.

"Nadie lo sabe con certeza, pero la economía informal no es que sea grande, es que es gigantesca", afirmó el empresario, convencido de que, al igual que él antes de mudarse a la isla, el capital estadounidense no conoce o tiene una idea equivocada de Puerto Rico.

"Hace unas semanas estuve en una exposición de Gustav Klimt y ayer rechacé acudir a un concierto privado de Plácido Domingo para concentrarme en escribir este discurso. Todo en una isla de 100 por 35" millas, de largo y ancho.

Tras decir en un razonable español: "Bienvenidos a Puerto Rico", Prouty habló durante cerca de media hora de las bondades de vivir en una isla para una persona de su nivel adquisitivo, así como de los atractivos precios que se pueden encontrar.

Quitó importancia a la elevada criminalidad, apuntando que la mayoría se circunscribe al ámbito de las drogas, y apuntó que hasta hace poco EE.UU. no ha empezado a suministrar los activos necesarios para combatirla.

"Les urjo a que consideren seriamente mudarse. Nos encantaría que formaran parte del Nuevo Puerto Rico", concluyó.

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