"Necesitaba que mi vida me perteneciera"

Los parados que 'compran' un empleo: "El riesgo ha tenido una recompensa"

Capitalizar el paro e invertir en un proyecto se ha convertido en una misión apta para muy pocos. El periódico La Información ha contactado con algunos de ellos para darles voz y que cuenten su experiencia.

Varias personas en la puerta de una Oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE)
Los parados que 'compran' un empleo: "El riesgo ha tenido una recompensa".
Europa Press

Año 2017, Barcelona. En plena efervescencia del procès catalán, despiden a Eduardo de un local "muy grande" -que tenía restaurante y discoteca- tras entrar en quiebra. Lejos de verse mermado ante el nuevo reto que le propone la vida, él y su mujer, Marta, deciden, en la misma ciudad, cobrar el monto total del desempleo y con dicho dinero, y algunos ahorros, crear un local. Es así como nace Bicos, "una casita gallega aquí en Barcelona donde ofrecemos todo tipo de comida y bebida típica de Galicia". Una idea que parece estar funcionando ya que cuatro años después y, tras una pandemia, el restaurante sigue activo, "tenemos una clientela fija que nos ayuda a saber que los estamos haciendo bien, de hecho, hay algún vecino que nos ha agradecido que hayamos abierto algo así por esta zona".

Eduardo y Marta, que reconocen el "riesgo" que tenía la operación, pero que destacan la "recompensa" que le ha dado, pertenecen a una minoría, dentro de los millones de españoles que han escogido esta vía para encarar el desempleo. Así, capitalizar el paro es una operación por la que no todos los españoles optan cuando pierden su trabajo. Una de las razones se debe a que es necesario presentar "una memoria explicativa sobre el proyecto de inversión" que demuestre que hay viabilidad. Esto, junto con el pertinente papeleo administrativo, empuja a los desempleados a cobrar cada mes el paro asignado hasta encontrar un nuevo trabajo, que no implique riesgos ni responsabilidades 'extremas'.

Una empresa especialista en planes de negocio contrasta para La Información esta poca atracción que genera en el ciudadano medio destinar 'todo el monto al rojo', "en lo que llevamos de año se han realizado 250 proyectos y, de ellos, sólo 7 tenían como propósito capitalizar la prestación por desempleo". De hecho, según el Ministerio de Trabajo y Economía Social, el número de personas que se acogen a esta opción son, desde hace una década, 150.000. Sin embargo, con el paso de los años el número se ha ido reduciendo.

"Yo estudié Educación Física, pero siempre he trabajado en el marketing digital de las grandes empresas, de hecho, fui una de las primeras que estuvo en Google aquí en España", dice Almudena al otro lado del teléfono y que prosigue, "hubo un momento en el que me cansé porque necesitaba que mi vida me perteneciera". A partir de ese momento, pidió cita en la Comunidad de Madrid y le explicaron qué era la capitalización del paro. Esta idea le sedujo y, tras llevar a cabo el plan de viabilidad requerido, comenzó a funcionar como autónoma. Desde 2010 colabora como consultora de marketing para empresas y escuelas de negocio. Para Almudena, esta herramienta de capitalizar el desempleo "le sirvió bastante" y le sorprende que "mucha" gente de su entorno la desconozca.

La dueña del restaurante barcelonés 'A Peregrino' era hasta hace no mucho una especialista de estudios de mercado que trabajaba para un despacho de abogados de la ciudad condal. Ella, que aborrecía la vida de oficina, decidió un día cambiar su vida, "capitalicé todo el paro que tenía para abrir un restaurante". Un instrumento, este último, que lo define como "muy bueno para abrir un local". Ahora, se encuentra inmersa en un empleo que "es de picar piedra todo el día" y que ha convertido su día a día en un lugar mucho más ajetreado, "no desconectas nunca porque nadie cuida el local como tú". Sin embargo, sentencia: "Esta es la vida que he buscado y soy feliz porque me siento implicada".

Desde el sector del taxi dicen que este tipo de práctica "es lo más normal" porque "cuando te despiden vas aquí a buscarte la vida, ya que no hacemos distinción de nada: ni de sexo, ni de edad". Entre ellas, está la historia de una taxista madrileña que dejó su antiguo trabajo de 'vending' para subirse al volante de este negocio, con el que lleva ya cuatro años. Otro de los mercados en los que estos 'emprendedores del paro' invierten su ahorro son las tiendas de ropa. Así, en 'Más que Outlet', una 'multimarca' que tiene diversos establecimientos por el país, dicen que "tenemos franquiciados que han capitalizado aquí el paro y sin venir del sector, al ser una inversión que supone 20.000 euros". 

Sin embargo, existen otras formas menos arriesgadas de capitalizar el desempleo, que consiste en capitalizar las cuotas. Esto quiere decir que, cada mes, la Seguridad Social le paga al desempleado sus cuotas de autónomo -es decir, la cotización- durante el tiempo de paro que uno tenga acumulado. Rodrigo, que tiene dos años de desempleo y es diseñador gráfico, es uno de los que ha optado por esta vía, "como no tenía un proyecto en el que invertir todo el dinero del paro, preferí esta opción. Cada mes el SEPE me paga 300 euros -que es muy poco-, por lo que tengo cuotas hasta el más allá". Esta fórmula le permitió a él encontrar un nuevo empleo, tras dejar la editorial donde trabajaba, y pasar a ser socio, con otras dos personas más, en una empresa de diseño, donde lleva a cabo labores de branding, publicidad y el diseño de páginas web, revistas y libros.

El economista Francisco Coll Morales intenta explicar el porqué de esta carencia de demanda por capitalizar el desempleo, "en un escenario en el que convivimos, con una elevada precariedad laboral, así como una escasez de oportunidades, que se refleja en una tasa de paro estructural, los ciudadanos temen percibir el capital en un pago único". Un escenario que hace que los ciudadanos "pierdan el derecho a una prestación que le garantiza un flujo de ingresos, que en parte combate la inflación, y el cual pueden compatibilizar con otras actividades mediante fórmulas legales". Para ello, el economista cree que hay que fomentar "una cultura en la que la iniciativa empresarial esté tan bien vista como como otras salidas", ya que, este tipo de medidas, si funcionan, suponen "un beneficio para la economía".

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