Pocoyó saca a flote las miserias del mercado alternativo

    • El MAB es un mercado estrecho, sin apenas liquidez y con demasiadas empresas que lo han utilizan como el clavo ardiendo que les garantiza la financiación que fuera de la bolsa se les niega.
    • Entre otras lindezas, el policía bursátil advierte que Zinkia no tiene liquidez suficiente a corto plazo para hacer frente al pago de sus deudas, que tiene un fondo de maniobra negativo y que la facturación se ha desplomado
Zinkia (Pocoyó) convoca para el 8 de noviembre una asamblea de obligacionistas
Zinkia (Pocoyó) convoca para el 8 de noviembre una asamblea de obligacionistas
Enrique Utrera

Zinkia es una de las primeras empresas que se incorporó al mercado bursátil alternativo (MAB). La creadora del célebre personaje para niños Pocoyó dio el salto a la bolsa ya en plena crisis, con las fuentes de financiación tradicionales cerradas ya a cal y canto y con los primeros síntomas de debilidad en sus cuentas. Un salto al mercado que, como en el caso de la mayoría de las compañías que empezaron a cotizar en el MAB, estaba cogido con alfileres.

Hablamos de un mercado estrecho, sin apenas liquidez y con demasiadas empresas que lo utilizan como el clavo ardiendo que les garantiza la financiación que fuera de la bolsa se les niega. Ahora, Zinkia va a poner en marcha una emisión de obligaciones por valor de 7,8 millones de euros que la CNMV no ha podido poner más entredicho.

Entre otras lindezas, el policía bursátil advierte que Zinkia no tiene liquidez suficiente a corto plazo para hacer frente al pago de sus deudas, que tiene un fondo de maniobra negativo, que la facturación se ha desplomado y que, en definitiva, la empresa podría incurrir
en alguno de los supuestos previstos en la normativa concursal.

Y una vez avisados los inversores, la CNMV ha aprobado la emisión, que paga un 11%, menos de lo que un clásico como Banco Popular va a meter en el bolsillo de los inversores por comprar sus bonos perpetuos. La escasa cuantía de la emisión no esconde las miserias de un mercado que en ocasiones como ésta se convierte en un inmenso agujero por el que cabe todo y que no es de rigor en un mercado desarrollado con el español.

Las advertencias de la CNMV recuerdan a aquellas otras emitidas en 2009 cuando Nueva Rumasa emitió bonos que según el supervisor carecían de garantías. Como entonces, la CNMV está haciendo bien su papel. Debe haber inversiones para todo tipo de inversores -los bonos basura hace mucho que se inventaron- pero otra cosa es que el mercado español se pueda permitir el lujo de asumir un riesgo reputacional tan potente. Son los lodos que han traído los polvos de un MAB nacido con las mejores intenciones pero con los pies de barro.

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