El transporte por carretera mueve el 90% de las mercancías en España. Es un engranaje esencial de la cadena logística, que se ha visto sacudida desde el pasado lunes por el paro convocado por Plataforma en Defensa del Sector de Transporte de Mercancías por Carretera Nacional e Internacional (que agrupa alrededor de 100.000 autónomos y pequeñas empresas del sector). Los piquetes e incidentes se han concentrado en Andalucía, Levante, Galicia y en las conexiones con la capital, y han obligado ya a numerosas fábricas de varios sectores a parar la actividad.
Los transportistas que se han sumado a las protestas aseguran que están en una situación crítica "por las alzas incontroladas del precio de los carburantes" y que están perdiendo dinero por salir a trabajar. "Ahora mismo un transportista que va a repostar a una gasolinera está pagando entre 500 y 700 euros más que lo que pagaba a principios de año. Esto es insoportable para muchas economías familiares, para muchas pequeñas empresas de transporte que, por otra parte, son mayoritarias en el sector", apunta Juan José Gil, secretario general de Fenadismer, quien reconoce que muchos de sus afiliados han ido a la huelga.
El precio de los carburantes ya subió un 30% el año pasado y no sería, según Jesús Ballesteros, responsable de transporte por carretera y logística de CCOO, la causa principal que ha llevado a una parte del sector a los paros. Desde su punto de vista, la atomización y la competencia feroz son el origen de la crisis que atraviesa el sector. "En esa selva del mundo del transporte son los trabajadores autónomos quienes más competencia desleal han generado", asegura.
Los camioneros se quejan de que el negocio ha dejado de ser rentable porque los cargadores les pagan por debajo de los costes de explotación. Nuria Lacaci, secretaria general de la Asociación de Cargadores de España (ACE), lamenta que la situación ha ido a peor durante toda la semana, con más violencia por parte de los piquetes y sin que productores ni distribuidores puedan cargar. "El desabastecimiento es ya una realidad", afirma, y recuerda cómo la industria láctea ha tenido que parar. "Normalmente lo que se paga por el transporte luego lleva indexado el precio del combustible", detalla a 'La Información', y este precio suele variar o quedar desfasado entre tres y seis meses. Ahora el precio "se incrementa todos los días" de una "forma vertiginosa" y los transportistas pequeños son los que más lo padecen. No cree que la situación pueda aguantar así hasta el próximo día 29, cuando el Gobierno asegura que bajará el precio de la luz, la gasolina y el gas.
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