La quiebra del astillero del 'Titanic' pone en jaque a la Marina británica

El Titanic navegando en el Atlántico. FOTO: EFE
El Titanic navegando en el Atlántico. FOTO: EFE
El Titanic navegando en el Atlántico. FOTO: EFE
El Titanic navegando en el Atlántico, antes de sufrir el fatal accidente que lo mandó a pique. /EFE

El 'Titanic' fue la enseña de una época y su tragedia grabó el nombre en los registros de la historia para siempre. El buque más grande jamás construido se hundió en la noche del 14 de abril de 1912 tras colisionar contra un iceberg en el Atlántico, a 600 kilómetros de Terranova.

La tragedia se llevó la vida de 1.514 pasajeros de los 2.223 que iban a bordo en un viaje de Southampton a Nueva York, pero su leyenda sigue intacta. Al menos hasta ahora, ya que los famosos astilleros en los que se construyó aquel ingenio acaban de anunciar el final de su negocio. 

Harland and Wolff, los astilleros de Belfast en los que lograron dar vida a un buque de ensueño, los diques en los que se afanaron cientos de obreros para poner los remaches a aquel palacio flotante, se han declarado en bancarrota, poniendo un doloroso punto y final a una gloriosa historia de 158 años. 

Al margen de la nostalgia que produzca el cierre, la noticia supone un mazazo para la Marina británica, ya que sus esperadas fragatas multipropósito acaban de quedar en un limbo de difícil solución. 

Hay que tener en cuenta que Harland and Wolff era la empresa británica en la propuesta que realizó la compañía naviera alemana Atlas Elektronik para construir cinco fragatas de la Clase 31e para la Royal Navy. El astillero, inaugurado en 1861, dio trabajo a más de 30.000 personas durante la Segunda Guerra Mundial y era el último gran exponente de la potencia industrial que movió el imperio británico. Hoy cuenta con apenas 130 empleados.

Las fragatas se han de construir en Reino Unido, aunque el diseño pueda ser extranjero. El hecho de que se hubieran podido adjudicar a los astilleros del 'Titanic' era más que un símbolo, una llamada al glorioso pasado británico. Ahora las soluciones al problema habrán de tomarse con pasos delicados, toda vez que se trata de una competición internacional, en la que Atlas, junto a Harland y la escocesa Ferguson Marine Engineering pujan frente a la oferta de BAE Systems y Babcock International. Hablamos de un contrato de 1.500 millones de euros.

La construcción de las fragatas de la Clase 31e es parte de una estrategia nacional lanzada en 2017 para la construcción naval. Los problemas a los que se ha enfrentado el programa hablan a las claras de las penalidades que, en general, atraviesa la vida política en Reino Unido, 'Brexit' incluido. La actual titular de Compras de Defensa, Anne-Marie Trevelyn es la cuarta responsable en el cargo en tres años. 

Todo apunta a que el Ministerio de Defensa del Reino Unido hará pública la oferta ganadora para la construcción de las fragatas dentro de un mes, después de la feria del sector DSEI. El problema es que uno de los candidatos acaba de desinflarse, y todo apunta a que el monopolio naval de BAE en el país no se va acabar hasta dentro de muchos años. 

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