Ribas reivindica la cultura centroeuropea en una novela "de acción y pasión"

  • Tras dirigir durante años la revista "Ajoblanco" y escribir sobre los años 70 en España, Pepe Ribas decidió viajar a Centroeuropa para crear una novela "de acción y pasión" en la que dos personajes bucean en el pasado de sus familias, aniquiladas por las bombas y las deportaciones.

Madrid, 4 abr.- Tras dirigir durante años la revista "Ajoblanco" y escribir sobre los años 70 en España, Pepe Ribas decidió viajar a Centroeuropa para crear una novela "de acción y pasión" en la que dos personajes bucean en el pasado de sus familias, aniquiladas por las bombas y las deportaciones.

"Encuentro en Berlín" es el título de esta novela que, editada por Destino, se pone hoy a la venta con el objeto de que los lectores españoles "conozcan un poco más el continente del que forman parte", ha explicado hoy el autor en la presentación.

A partir del vanguardista Berlín del siglo XXI, Ribas pasó durante tres años por tierras de Polonia, Ucrania, Eslovenia, Austria y Hungría.

La memoria olvidada de los supervivientes a las hambrunas y persecuciones que tuvieron lugar durante el siglo pasado en Centroeuropa son el núcleo de un libro que reivindica la literatura rusa basada en el realismo y la cultura popular.

A estos testimonios de la historia se llegan a través de sus dos protagonistas, el chileno Ernesto Usabiaga y el cosaco ucraniano Maksim Kazantev.

Usabiaga es un joven activista chileno, hijo de una mujer torturada, que deja el país tras un desengaño profesional para instalarse en Berlín, la ciudad que le ofrece la posibilidad de iniciar una nueva vida y donde descubre una historia familiar oculta.

Allí conoce a Maksim, un antiguo ingeniero soviético conectado con los oligarcas y los servicios secretos. Ambos comienzan una relación pasional en la que, además de jugarse la vida, chocan con los hilos ocultos que trenzan los gaseoductos, "venas" de la nueva Europa en formación.

Pepe Ribas considera su obra como "una novela europea con base latinoamericana", que surgió de la existencia en el cono sur americano de muchas personas descendientes de centroeuropeos perseguidos que emigraron y cortaron con sus orígenes.

"Han perdido a sus abuelos, no saben quienes eran", asegura el autor en referencia a las familias centroeuropeas que quedaron desmembradas "por los hechos atroces" que tuvieron lugar en la Segunda Guerra Mundial.

Lo que más interesó a Ribas de su viaje fue la memoria viva de la gente que sobrevivió a esas catástrofes y que no podía o no quería recordar.

Ejemplo de estos casos son la abuela materna de Ernesto, alemana víctima del nazismo, y la madre de Maksim, una superviviente ucraniana, testigos de las matanzas y las persecuciones que afectaron a millones de personas del siglo XX en esa zona de Europa.

Las investigaciones de los protagonistas para descubrir sus raíces se mezclan con las peripecias que viven entre las mafias uzbekas, azeríes, ucranianas e israelíes.

Todo un mosaico de culturas que sirve al autor para apostar por el "humanismo europeo" como salida a la situación que se vive en el continente donde, asegura, se hace necesaria una unión política que se corresponda a la monetaria.

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