Ser profesor en EEUU: "Tengo 3 trabajos y dono plasma para pagar las facturas"

  • Miles de profesores de colegios públicos americanos ponen el grito en el cielo por un sector estancado en el ámbito de los salarios. 
Fotografía de un profesor.
Fotografía de un profesor.
Pixabay.

En el seno de la economía más importante del mundo hay algo que está fallando. Hace unas semanas conocíamos la dramática historia de Robert Blocksom, un jubilado de 87 años que vuelve al mundo laboral para ser camionero con el fin de poder pagar los medicamentos para su mujer. En el país gobernado por Donald Trump, el sistema Obamacare para que todo el mundo tenga acceso a la sanidad se va desmantelando poco a poco pero sin pausa, con consecuencias visibles día a día. Los seguros privados ganan y lo público pierde, del mismo modo que ocurre en el sector de la educación.

Pongámonos en situación. Estados Unidos cuenta con 3,2 millones de profesores que trabajan a tiempo completo en colegios públicos... que están experimentando un estancamiento de salarios inaudito. De hecho, ganan menos de media de lo que ganaban en 1990 ajustando el dólar a la inflación, según los datos del Departamento de Educación del país (DOE). 

En 2016, el salario medio de un profesor en el sector público fue de 38.617 dólares, un 20% menor que el de otras profesiones similares que requieren de un grado universitario. Esta situación se repite de Estado a Estado, dejando datos muy graves como el de Oklahoma: donde las retribuciones de los profesores decrecieron en 8.000 dólares en la última década.

En lo que va de año ya se han producido seis grandes manifestaciones en capitales de Estado en las que más de 20.000 profesores, que además están desbordados en los colegios, han puesto el grito en el cielo. Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación?

Un reportaje de la revista 'Time' pone de manifiesto la guerra que durante años se lleva produciendo en el seno de la educación pública, en la que las comunidades de profesores han ido perdiendo poder progresivamente mientras las autoridades han ido apostando por la austeridad. Si a ello se le añade el auge de los colegios privados y los recortes en los beneficios en jubilación de los profesores, se puede entender el panorama actual.

Historias dramáticas

En el corazón de esta vorágine aparecen historias personales para no dormir. Hope Brown es profesora de historia en el Woodford County High School de Versailles (Kentucky). Lleva 20 años de profesora trabajando de 5 de la mañana a 4 de la tarde, y ha tenido que buscarse otros dos trabajos para llegar a fin de mes.

Al salir del instituto lleva a cabo otro empleo encargándose de los detectores de metales en un museo y cuando le queda tiempo dirige tours históricos para turistas por la ciudad junto a su marido. Además, dona plasma de sus células sanguíneas dos veces por semana, consiguiéndose sacar 60 dólares cada siete días para pagar facturas.

"Me encanta enseñar, pero realmente no nos pagan por el trabajo que realizamos", explica Hope sobre un problema que viene de lejos y con difícil solución a corto plazo. Cabe señalar que el sistema de educación pública de Estados Unidos se estableció en Massachusetts en 1647, y que desde entonces muchas localidades ni siquiera han pagado a los profesores, buscando a graduados que trabajasen por un salario más bajo.

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