"Stop Radicalismos", lluvia de denuncias sobre posibles yihadistas en España

En tan sólo 24 horas se recibieron una "multitud de comunicaciones", prueba de "hasta qué punto la sociedad (...) es consciente de la necesidad de colaborar", afirmó el ministro Jorge Fernández Díaz durante un mitin electoral de su partido.

De ellas, 29 fueron trasladadas a los servicios antiterroristas para que determinen su autenticidad e inicien una eventual investigación, precisó.

El ministro había anunciado el viernes la puesta en marcha de "una campaña de comunicación estratégica" para contrarrestar la influencia de la organización yihadista Estado Islámico en España.

Bajo el nombre "Stop Radicalismos", su objetivo es "intentar desacreditar la propaganda que la organización terrorista utiliza para captar seguidores", explicó su ministerio en un comunicado, precisando que países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos ya desarrollan iniciativas similares.

La campaña incluye "tres canales de comunicación segura y directa para que los ciudadanos puedan poner en conocimiento del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado posibles casos de radicalización en su entorno".

Esos tres canales son una página web en la que se puede escribir en español o en árabe, una aplicación para teléfonos celulares y un número de teléfono gratuito cuya llamada no deja huella en la factura telefónica.

El ministerio también activará en las próximas semanas una campaña de comunicación en las redes sociales para "difundir una serie de mensajes, apoyados con viñetas, infografías y vídeos, entre otros materiales, en los que se destaque la situación real que se vive en los territorios ocupados por la organización terrorista".

España, que en marzo de 2004 sufrió el peor ataque islamista en Europa con 191 muertos y desde junio se encuentra en nivel de alerta 4 en una escala de 5, detuvo desde principios de año a un centenar de sospechosos en investigaciones relacionadas con el yihadismo.

En noviembre, Fernández Díaz estimó en 139 los residentes en el país que se unieron al EI en Siria o Irak, una cifra baja comparada con los miles de franceses, británicos o alemanes que partieron a luchar en esos países.

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