Una exposición muestra la dura realidad de 1940 a 1960 a través del cómic

  • Con el primer ejemplar de "Maravillas", un cuadernillo lleno de historietas que eran propaganda del Movimiento, editado en 1939 como suplemento infantil de Flechas y Pelayos, arranca la exposición "Tebeos de Postguerra", que muestra la dura realidad social de 1940 a 1960, a través de 127 cómics.

Barcelona, 14 may.- Con el primer ejemplar de "Maravillas", un cuadernillo lleno de historietas que eran propaganda del Movimiento, editado en 1939 como suplemento infantil de Flechas y Pelayos, arranca la exposición "Tebeos de Postguerra", que muestra la dura realidad social de 1940 a 1960, a través de 127 cómics.

La exposición, que el Ministerio de Cultura ha inaugurado hoy en el Archivo de la Corona de Aragón, explica en orden cronológico cómo era el país de la época y cómo surgieron algunos personajes como Roberto Alcázar y Pedrín, Pinín, Florita, el Coyote, el Guerrero del Antifaz o el Capitán Trueno, y títulos tan emblemáticos como Pulgarcito, el símbolo de los tebeos de humor y aventura.

Según ha explicado el comisario de la exposición, Luis Conde, propietario de los tebeos expuestos, escogidos entre los más de 8.000 que colecciona, su propuesta es una invitación para evocar a través de las historietas infantiles un tiempo pasado que fue decisivo para la sociedad española y un desafío a la memoria colectiva e individual.

La exposición coincide con la 32 edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, que se celebra del 15 al 18 de mayo, e incluye material de la época como informes de la censura para ver si la publicación seguía las consignas del Gobierno, de la Iglesia, de la moral de la época y del régimen y sus instituciones.

Además, contiene objetos como chapas, sellos, recortables, juegos de cartas, llaveros o muñecos de los héroes del momento.

La censura de la época vistió a las heroínas como a Pantera Rubia, que lleva un "body" en la edición italiana y que aparece con falda y una camiseta de manga larga en la española, y se quitan los aspectos sexuales en los dibujos, quedando a veces imágenes en las que se ven mujeres extrañas.

También se puede ver una carta de Franco, de noviembre de 1939, dedicada a Flechas y Pelayos en la que advierte: "Seguro que ha de lograr la unidad moral y la hermandad en la patria de todos los niños españoles, haciéndoles buenos cristianos y grandes patriotas".

En el apartado Victoria y represión, que abarca del 1939 a 1945, el visitante puede ver los tebeos oficialistas del nuevo régimen en los que se exaltaba el nacional catolicismo con historietas de huérfanos, aventureros y enmascarados con doble vida.

En el periodo de 1946 a 1950, que se ha denominado Aislamiento y autarquía, cuando la ONU niega la entrada a la España franquista, se pueden ver cómo se cuelan tímidamente algunas críticas sociales y protestas por las duras condiciones de vida en los títulos que surgen estos años, como Asta, Fredy el Héroe, Tollín el golfillo madrileño, El diablo verde, Los peques o Topolino, entre otros.

El sendero de los pactos agrupa a los títulos surgidos de 1951 a 1955, y en él se puede ver de qué manera España recibe con alegría el final del aislamiento y vuelve al concierto internacional, tras los acuerdos con el Vaticano y con EE.UU., de forma que los cómic de entonces, Tony y Anita, Pacho Dinamita, El Sargento Invencible, Cimarrón o Mendoza Colt, apoyan la presencia estadounidense en Europa, África y Asia con sus tropas.

Las títulos de los años 1956 a 1960 se enmarcan en la sección Del campo a la ciudad y están marcados por la migración interna que hace que la población rural se vuelva urbana huyendo de la miseria y dureza del campo, una época en las que triunfaron títulos como Milton el corsario, El pequeño trampero, Policía del espacio, Don Zeta, Rin Tin Tin, Dick Relámpago o el Cosaco Verde.

La exposición incluye un apartado dedicado al cómic en catalán que muestra un facsímil de la primera portada de Patufet, de 1904, y curiosidades como la revista traída de Italia para mujeres Gran Hotel, que era como una fotonovela coloreada, algo atrevida para la época, según Conde, que llegó a tirar 150.000 ejemplares y fue cerrada por el Ministerio de Información y Turismo por su contenido.

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