Urdangarin puede seguir como consejero de Telefónica, con el permiso de Alierta

  • A pesar de haber sido imputado, el Duque de Palma no está obligado a dejar sus sillones de consejero en la operadora, ya que la ley sólo fuerza a hacerlo cuando hay una condena. No obstante, la compañía podría pedirle la renuncia si considera que este caso perjudica a la reputación del grupo.
Imputan a Urdangarin para que explique el cobro de fondos públicos
Imputan a Urdangarin para que explique el cobro de fondos públicos
R. Ugalde/M. Sierra

En España, todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Por esa máxima, la normativa permite a los consejeros de empresas seguir ocupando su puesto cuando son imputados en una causa, y sólo están obligados a abandonar su sillón si son condenados.

Iñaki Urdangarin puede continuar como consejero de Telefónica Internacional USA y Telefónica Latinoamérica. Sólo tiene la obligación de informar al máximo órgano de administración sobre los hechos, ni siquiera tiene que poner su cargo a disposición.

Así lo dicta la normativa española de Buen Gobierno, más conocida como Código Conthe (ver página 25 de este documento). En concreto, "el código distingue entre la mera imputación penal por cualquier delito -en cuyo caso la recomendación se limita a que el consejero afectado informe al consejo- y la apertura de juicio oral o procesamiento".

En este segundo caso, una fase a la que todavía no ha llegado el yerno del Rey, "al presuponer un pronunciamiento judicial que constata la existencia de indicios razonables de un delito", el Código recomienda poner el cargo a disposición del Consejo y que este órgano decida si procede exigirle la dimisión o someter su continuidad al voto de la Junta General.

Al menos por el momento, Urdangarin sólo ha sido imputado y, por tanto, puede seguir ocupando todos los sillones que tiene en la operadora.

Incluido el de consejero independiente de Telesp, la filial brasileña del grupo presidido por César Alierta. Como empresa carioca, esta sociedad se somete a la normativa del país suramericano, y ésta sigue, en lo referente a incompatibilidades e inhabilitaciones de los administradores, una doctrina muy similar a la española.

Es decir, para tener que abandonar el puesto, se requiere "haber sido condenado por un delito de quiebra, fraude, soborno o corrupción, malversación de caudales públicos, delitos contra la economía nacional o la decencia o la propiedad pública, o para evitar cualquier posible sanción penal", según señala la propia empresa (ver página 17 de este documento).

Como Urdangarín no ha sido condenado, también puede seguir sentado en el consejo de la brasileña.

Alierta tiene la última palabra

A pesar de todos estos principios legales, Telefónica podría exigir a Urdangarín su dimisión acogiéndose al Reglamento del Consejo.

Éste señala que "cuando su permanencia en el Consejo pueda afectar al crédito o reputación de que goza la Compañía en el mercado o poner en riesgo de cualquier otra manera sus intereses" se le podrá pedir la dimisión.

Y aquí es donde está la clave: ¿Considera César Alierta, presidente de Telefónica, que la imputación de Urdangarin puede afectar a la reputación del grupo? Resulta difícil dar una respuesta.

Sobre todo, cuando se recuerda que Telefónica fichó a Urdangarin justo cuando éste abandonó el Instituto Noos, presionado por la propia Casa Real, que ya en 2006 llevó a cabo una investigación sobre las actividades de esta organización.

Ha sido la propia Casa Real la que, hace pocas semanas, reconoció que en aquella fecha instó el Duque de Palma a que cambiara de aires, y cuesta creer que éste, o el propio entorno del Monarca, ocultaran a Telefónica estos hechos, lo que permite pensar que la operadora era conocedora de la información que tenía Casa Real.

Desde la operadora optan por guardar silencio en todo lo que concierne a la continuidad de Iñaki Urdangarin en la compañía y, tras la llamada realizada por lainformacion.com, han declinado hacer cualquier tipo de declaración al respecto de la continuidad, o no, del yerno del Rey en la compañía.

Éste tampoco ha respondido al mail enviado por este medio.

Telefónica le fichó consciente del posible escándalo

Consciente de que podía estallar el escándalo, la operadora le fichó para Telefónica Internacional y, en 2009, conforme se iba estrechando el cerco, puso tierra (u océano) de por medio al enviarle a Washington con el cargo de presidente de Telefónica Internacional USA y consejero de Telefónica Latinoamérica.

Un año después, en abril de 2010, ya con la trama balear avanzada, le aupó al máximo órgano de administración de la joya de su corona, la brasileña Telesp, donde le nombró consejero independiente y miembro del Comité de Nombramientos.

No obstante, la operadora podría esgrimir ahora que, cuando le fichó, estaba al tanto de la información de Casa Real, pero desconocia el alcance de la trama y, que a tenor de los hechos, éstos recomiendan cesarle por la buena imagen del grupo.

Pero, un movimiento de este tipo podría interpretarse como un juicio paralelo que sólo serviría para socavar todavía más la imagen del yerno del Rey, a quien le estaría dando la espalda incluso la empresa que confió en él cuando las aguas empezaron a ponerse turbias.

Por tanto, Telefónica también podría decidir mantenerlo en el cargo a la espera de que se pronuncie la justicia. O, al menos, hasta ver si se abre juicio contra él. Por el momento, Iñaki Urdangarín sólo ha sido imputado, y eso no es ningún delito.

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