Exigen acceso a las más pequeñas

Ygay, Matarromera... las bodegas lo fían todo a los fondos UE para ponerse al día

El sector vinícola español, que cuenta con más de 4.000 empresas, presenta multitud de proyectos para ser financiados por los fondos Next Generation y poder así avanzar en su digitalización y sostenibilidad.

Vendimia
El sector del vino abraza las ayudas de la UE para impulsar su modernización.
Europa Press.

Si se puede asociar a alguna palabra el sector del vino, esta es a tradición. España es el mayor viñedo del mundo en extensión, el segundo productor tras desbancar a Francia y es el mayor exportador mundial de vino. Pero no se trata solo de cantidad. Las bodegas españolas también necesitan las inversiones del Fondo UE para renovar sus estructuras y aprovechar las ventajas de la digitalización, una opción a la que se han lanzado la mayoría de ellas. Para el presidente de la Federación Española del Vino (FEV), Emilio Restoy, las yudas y los préstamos que viene de Europa son ahora "nuestra gran oportunidad".

El vino Castillo de Ygay Gran Reserva del 2010, de las riojanas bodegas Marqués de Murrieta, acaba de ser nombrado el mejor vino del mundo en la 40ª edición del Wine Spectator´s New York Wine Experience. Todo esto no se consigue, en los tiempos que corren, sin que la industria del vino haya avanzado en modernidad, digitalización y sostenibilidad, aunque en este camino aún queda un buen trecho por recorrer. Desde las más grandes y emblemáticas como la Familia Torres, Alma de Carraovejas, Grupo Matarromera o Bodegas Franco Españolas, hasta la más pequeña y modesta de las 4.000 bodegas que existen en España, todos exigen que el diseño de las ayudas facilite su acceso a pequeñas firmas para que nadie se quede fuera a causa de la atomización del sector, por lo que instan a las administraciones a garantizar esa distribución 'capilar' de las ayudas y para ello inciden en que es clave simplificar los procedimientos.

La Federación Española del Vino es consciente del papel “fundamental” que pueden jugar las asociaciones patronales para hacer de interlocutores con la Administración y también con las empresas ante la previsible “avalancha” de proyectos que optarán a las ayudas. “Muchas de las herramientas no son aplicables en las empresas más pequeñas si no se escalan para que sean digeribles en estructuras que no tienen demasiados recursos o un conocimiento previo”, precisa el presidente de la organización, que asegura que el sector no podrá “subsistir” si no se digitaliza y se hace totalmente sostenible.

Impulsar la innovación

En el seno de las bodegas también se ha abierto el debate. Mireia Torres, directora de Innovación y Conocimiento de la emblemátic de su familia, una de las mayores bodegas, advierte que en esto de la digitalización hay que empezar desde abajo, porque “no en todas las zonas rurales donde estamos presentes las empresas del sector hay conexión a internet”. El CEO de Bodegas Franco Españolas, Borja Eguizábal, piensa que “no debemos caer en el error de invertir en algo solo porque den subvención”, considera, hay que “seguir una hoja de ruta, tener nuestros planes y si nos dan ayudas, pues mejor que mejor”. 

La lanzaroteña Bodegas Vega de Yuco, con una producción de 200.000 botelas anuales, es un ejemplo de lo que puede ayudar la digitalización a su negocio. Se adaptó con la ayuda de la Cámara de Comercio de Lanzarote y La Graciosa, a través de los fondos FEDER de la UE. De momento, un avatar, disponible en una app móvil, hace de guía de la bodega y un robot vigila las etiquetas del vino para asegurar que son las correctas. La Inteligencia Artificial analiza las etiquetas que se colocan en las botellas y es capaz de disminuir, frente a un humano, el porcentaje de error, reduciendo el tiempo de embotellado y el número de devoluciones del producto entregado por un mal etiquetado, logrando un proceso de producción y gestión logística más eficiente.

Un proyecto similar pretende llevar a cabo la bodega más emblemática de Logroño, la capital de La Rioja, Bodegas Franco Españolas que, entre otras innovaciones, permite ya pagar en bitcoins algunos de los vinos que se encuentran disponibles en su catálogo online. “Tenemos una hoja de ruta y varios proyectos y en la medida que esos fondos de la UE puedan llegar serán un acelerador para los mismos, para nosotros y para todo el sector”. Así, Eguizábal habla de conseguir la digitalización de todo el proceso, de la viña hasta el cliente final, pasando por la bodega, la elaboración del vino y comercialización. 

Vino sin emisiones contaminantes

Bodegas Torres participa en un proyecto europeo para desarrollar una plataforma de gestión inteligente del viñedo a partir de datos satelitales e IoT (Internet de las Cosas) con el objetivo de mejorar la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático. Con la finalidad de facilitar la gestión sostenible de viñedos, la plataforma integra datos de satélites y de sensores instalados en el campo, generándose además indicadores del cultivo para ejorar la productividad.  Torres ha fijado su objetivo de reducción de emisiones de CO2 por botella para 2030 en el 60% como mínimo con respecto al 2008 y encaminarse hacia la neutralidad de emisiones antes del 2040. Mireia Torres rompe una lanza en favor de la investigación vitivinícola y resalta que hay que “tener la mente abierta” en lo que a I+D+i se refiere y reclama a la administración “más flexibilidad y facilidades para experimentar con variedades adaptadas al cambio climático, con el objetivo de compartir resultados y cohesionar esfuerzos”.

Por su parte, Pedro Ruiz, consejero delegado de Alma Carraovejas, apuesta por mejorar “la experiencia de compra” del cliente con las herramientas tecnológicas en un mundo en el que cada vez “hay más bodegas y más competencia, pero el entorno digital nos abre un mundo de posibilidades que antes no teníamos”. Por ello, “tenemos la digitalización aplicada a toda la parte de viñedo y producción, lo que nos permite ser capaces de controlar mucho mejor los procesos.

Necesidad de modernizar todo el proceso

En la Ribera del Duero, el fundador de Bodegas Matarromera, Carlos Moro, advierte del riesgo que existe en digitalizar la fase de producción, cuando la uva entra en bodega, sin afrontar al mismo tiempo la transformación de la fase anterior en el viñedo, “algo vital para que el producto final sea satisfactorio y en lo que tenemos que incidir es en el presente inmediato aprovechando la posibilidad que nos dan estos fondos Next Generation”.

El sector del vino español acaba de finalizar una vendimia de la que saldrán entre 39 y 40 millones de hectolitros de vino y mosto, un 15% menos que en 2020, aunque ya se da por superada la pandemia. España, que cuenta casi un millón de hectáreas de viñedo (el 13% del total mundial), factura más de 5.000 millones de euros al año y emplea a más de 420.000 personas, espera pasar definitivamente de la tradición a la modernidad de la mano de los fondos Next Generation de la UE. “Son una oportunidad y espero que no se conviertan en nuestra gran frustración”, sentencia el presidente de la patronal del sector, Emilio Restoy.

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