China continúa dando pasos para dejar atrás sus antiguas estructuras económicas. Este 2017 ha comenzado eliminando el control estatal que todavía perduraba sobre la explotación y distribución de la sal. Esta liberalización pone fin al monopolio más antiguo del mundo, ya que se había extendido durante más de 2.600 años.
China acabará así con la burocracia que arrastraba el sector y que imponía el control de precios desde hace siglos. Tal era el control existente que la burocracia del sector contaba con un cuerpo policial específico para luchar contra el mercado negro.. El intento de liberalizar el negocio de la sal lleva alargándose durante principios de siglo.
La idea del monopolio era que la sal yodada estuviese en la dieta de los ciudadanos, pretexto utilizado por los instituciones del país para tumbar la medida durante la última década. Sectores del gobierno preferían que siguiese bajo control estatal.
Este monopolio sirvió para ingresar 3,1 mil millones en las arcas gubernamentales chinas en 2015. Desde ayer casi 100 comerciantes podrán vender sal a los ciudadanos chinos. La llegada de la economía de mercado al sector de la sal tiene además una fuerte carga simbólica.
Podría ser el primer paso para que China comience a liberalizar otros monopolios como el que ahora posee la Corporación Nacional de Petróleo de China, un sector netamente más beneficioso que el de la sal. Aunque los ingresos provenientes de la sal habían supuesto una cuantía importante para el Estado, actualmente suponían menos del 1%.
Aun así, la repercusión en la historia china del monopolio de la sal es reseñable. Su nacimiento es anterior a la Gran Muralla China y los ingresos generados sirvieron para levantar el muro. La apertura será gradual, ya que de momento no se concederán más licencias.
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