Monitoriza los riesgos

Aena teme que el 'boom' del tren lastre su plan de inversión climática para 2030

El gestor aeroportuario clasifica las posibles contingencias que pueden aparecer en su hoja de ruta para ser más verde. Necesita asegurarse una inversión de 750 millones de euros.

Maurici Lucena, Aena
Maurici Lucena, presidente de Aena
Europa Press

El camino de Aena para conseguir que sus aeropuertos sean más eficientes energéticamente compromete una inversión de 750 millones a diez años. Una cantidad necesaria para desplegar una batería de iniciativas que, sin embargo, podrían alterarse, a la vista de los peligros que acechan al mercado de la aviación. El gestor aeroportuario ha identificado varios riesgos y ha apuntado que uno de ellos es la fiebre por el ferrocarril, el modo de transporte que rivaliza cada vez más por el avión y que está ganando la batalla de la opinión pública y el respaldo de la administración por ser, aparentemente, el modo de transporte más verde.

La compañía semipública presentó la pasada semana el listado de iniciativas planteadas para remodelar los 46 aeropuertos que opera en España y para los que necesitará una inversión a diez años (hasta 2030) en planes que contemplan la creación de una planta de biogás, la renovación de su flota de coches o la implantación de plantas fotovoltaicas, entre otros. En un encuentro con los medios de comunicación, Amparo Brea, chief green officer de Aena, apuntó incluso que la empresa podría adelantar a largo plazo su objetivo de cero emisiones, marcado en el calendario actualmente para 2040.

Pero como en cualquier plan, pueden aparecer contingencias. El ferrocarril podría ser uno de los responsables. En la presentación corporativa consultada, Aena menciona como "riesgo" la posibilidad de que se limiten las operaciones de vuelos de corto radio cuyo trayecto puede ser sustituido por el tren. Es una iniciativa que ya se está impulsando en países como Francia y que en España se ha limitado tímidamente en la hoja de ruta España 2050. El motivo es que cada vez más voces apuntan a que el tren es imbatible como modo de transporte verde, pues su nivel de emisiones es mucho más reducido que cualquier otra alternativa -representa solo el 0,3% de las emisiones de los gases de efecto invernadero del transporte en España-.

Ello justifica que desde la administración se esté apoyando mucho más al ferrocarril que al avión. No hay más que examinar el reparto de las partidas de los fondos Next Generation, donde AdifRenfe salen mucho más beneficiadas de las distintas convocatorias al calor de los fondos europeos de la recuperación. Para muestra, un dato: el gestor ferroviario acaparaba 7 de cada 10 euros de fondos comunitarios hasta noviembre del pasado año, tal como explicó La Información.

El Gobierno de España se ha significado también con la liberalización ferroviaria en la alta velocidad, un fenómeno que ya ha obligado a Aena a revisar sus estimaciones de pasajeros para el próximo quinquenio -cree que la entrada de Ouigo e Ilsa provocará un trasvase de 600.000 pasajeros del avión al tren-. Lo mismo sucede en el tráfico de mercancías, donde el Ministerio de Transportes ha diseñado un plan para triplicar la cuota de mercado de esta modalidad frente a la carretera o el avión.

Otros riesgos

Si el auge del tren golpearía a la partida de ingresos, otros factores podrían impactar en los costes e incluso al valor en bolsa de Aena. En el primer caso, la compañía menciona el posible encarecimiento de los precios del carbono; sobre el segundo, la empresa comenta que podría producirse la pérdida de participaciones de accionistas significativos que ya no crean en la compañía. El accionista privado más importante de Aena es actualmente el fondo TCI, muy activista y proactivo en desarrollar planes de acción climática.

Todos estos pronósticos se encasillan en la partida denominada como "riesgos de transición", para los que se han dibujado tres escenarios climáticos distintos que utiliza la Agencia Internacional de Energía y que termina calculando, entre otros, cuál será la evolución del tráfico de pasajeros por avión. Los otros riesgos vienen etiquetados como "físicos" y se refieren a fenómenos como el aumento de temperaturas u olas de calor más frecuentes -también precipitaciones extremas o el aumento del nivel del mar-. En opinión de Aena, estos acontecimientos "pueden tener afectación directa sobre las infraestructuras o la gestión de los servicios de transporte debido a las condiciones climáticas adversas".

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