Alerta del FMI: la banca debe sacarse el ladrillo de encima antes de tres años

  • El organismo urge a resolver el problema antes de que la financiación se encarezca cuando el BCE retire su liquidez a largo plazo en junio de 2020.
Viviendas en construcción
Viviendas en construcción

El esfuerzo para desembarazarse del ladrillo se ha convertido en una carrera contrarreloj para la banca. Tras el análisis exhaustivo que efectuó el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la industria española antes del verano, el organismo concluye que debe “idealmente” deshacerse de la pesada carga antes de que el Banco Central Europeo (BCE) retire en junio de 2020 los programas especiales de financiación a largo plazo (Tltros) porque “expondrá a los bancos a mayores costes de financiación”.

O, lo que es lo mismo, si no lo atajan con firmeza, corren el riesgo de que se multipliquen los focos de problemas si el inversor exige primas en la emisión de la deuda a aquellas entidades que continúen excesivamente “enladrilladas”.

El organismo presidido por Christine Lagarde demanda “mano firme” al BCE para hacer cumplir los planes que ha exigido a las entidades con programas de ventas plurianuales. “Los objetivos para reducir los activos problemáticos deben ser ambiciosos y el incumplimiento debe tener consecuencias prudenciales”, exige en el informe final del Programa de Evaluación del Sector Financiero (FSAP, por sus siglas en inglés) efectuado sobre el terreno entre octubre de 2016 y julio de 2017.

Han reducido un 30% el problema

A pesar de la mejora de la economía, la reactivación del mercado inmobiliario y la subida de los precios de la vivienda el sector apenas ha sido capaz de desprenderse del 30% de los activos dañados récord que llegó a soportar en 2013, alerta.

El lastre de deuda con impagos e inmuebles adjudicados ha disminuído en 67.000 millones de euros desde aquel máximo de 210.000 millones, en buena parte gracias a la evacuación de más de 50.000 millones a la Sareb, pero aún cargaban con 143.000 millones en balance a finales del 2016, últimos datos recogidos por el FMI en el estudio.

La presión sobre las entidades para que agilicen sus ventas se ha multiplicado. Una circular del Banco de España que busca acomodar la normativa nacional a las reglas de provisiones internacionales que entrará en vigor en 2018 penaliza su sola posesión con gravámenes crecientes en provisiones, mientras que el BCE juega la partida de forzar con el monitoreo de la hora de ruta exigida en ventas.

Hasta ahora la razón esgrimida era que son activos que nada aportan y deterioran la rentabilidad, pero el FMI apunta más allá al destapar que la desaparición de la red de liquidez gratis del BCE meterá una presión añadida justo cuando las entidades necesitarán salir a los mercados para emitir deuda por exigencias regulatorias para construir los colchones de capital anticrisis y para dar créditos cuando se agote el maná casi gratis de los citados Tltros.

El BCE lanzó dichas líneas de liquidez en junio de 2014, en operaciones por hasta cuatro años y condicionadas a la concesión de crédito. El programa alcanzó un total de 740.193 millones prestados a entidades de la zona euro hasta marzo. Entre los sectores que mayor recurso han tenido a la ventanilla figura la banca española, animada por el auge en la demanda de crédito de familias y empresas. Y es que el organismo dirigido por Mario Draghi penaliza los fondos así obtenidos que no vayan directos a prestar a la economía.

Las alertas del FMI en cuanto a activos dañados no se agotan, sin embargo, en el ladrillo y pone en el disparadero los préstamos reestructurados y la deuda corporativa con problemas.

Avisa sobre la deuda morosa con empresas

“El análisis sugiere que parte del stock de NPL corporativo -deuda a empresas con impagos- puede no recuperarse y que los bancos tendrían que excluir la garantía subyacente”, consejan los analistas del FMI. Su prescripción equivaldría casi a considerar tal deuda como el crédito al consumo que, al carecer de garantías, exige acopiar huchas de provisiones por la integridad de su importe. En la deuda inmobiliaria, en cambio, el saneamiento es inferior ante la opción de ejecutar judicialmente el inmueble y venderlo después.

Según la 'auditoría' efectuada por los expertos del FMI en España, el 7% de la deuda corporativa de la banca era en 2015 con empresas que sufrían un patrimonio neto negativo y otro 22% con beneficios inferiores al coste financiero devengado por los intereses de los préstamos. A título ilustrativo de la importancia de estos parámetros subraya que en el sector inmobiliario, causante del 40% de los créditos morosos, casi el 38% “era de empresas que habían sido incapaces de generar ingresos para cubrir los gastos de intereses durante 2013-15”.

Como ya prescribió cuando en el verano presentó un resumen preliminar del estudio que efectúa al sector financiero cada cinco años en cada país, las recetas del FMI para superar las vulnerabilidades y mejorar la rentabilidad son “continuar explorando oportunidades de consolidación y diversificación”, con cambios en los modelos de negocio y reducción de sucursales.

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