La vida ya no es tan chula para Desigual: reduce a un tercio el beneficio desde 2014

  • La sociedad matriz de Desigual, Abasic, ganó 47,1 millones de euros en el ejercicio 2017, en el ecuador de la transformación del grupo textil.
Desfile de Desigual en Madrid
Desfile de Desigual en Madrid
Efe

Es una de las firmas textiles españolas más internacionalizadas, capaz de colarse, por ejemplo, en los desfiles de la semana de la moda de Nueva York y, aunque brilla, lo hace con menos intensidad que en pasado. Desigual ha perdido la magia que logró hace sólo unos años y eso se traduce, directamente, en su cuenta de resultados. La compañía barcelonesa ha recortado a casi un tercio su beneficio en sólo cuatro ejercicios. Sostiene mejor sus ventas que, aunque también pierden fuelle, se recortan en menor medida.

El grupo textil, que hizo de 'la vida es chula' su lema (también es el nombre de la sociedad de su propietario y fundador), asume que está en pleno proceso de transformación. De hecho, está a mitad de camino. Una 'reinvención' que pasa por cerrar las tiendas menos rentables (27 en el pasado año) y cambiar la forma en la que se aproxima al cliente, ya sea vía locales comerciales o con el negocio online.

Desigual, fundada por el empresario de origen suizo Thomas Meyer, asegura que su objetivo es lograr una mayor personalización y una mejor experiencia de compra, según reconoce en la última memoria consolidada de Abasic, la sociedad matriz de Desigual.

Dice adiós al proceso de crecimiento de red de los últimos años, que le llevó a convertirse en una de las cadenas que apostó por una mayor capilaridad de locales en pleno centro de ciudad, ya fuera de ropa o de complementos. Además, también quiere quitarse peso y crecer en mercados internacionales clave sólo a través de franquicias.

Esa transformación del modelo, que "ha alcanzado su ecuador", según reconoce la propia empresa, ha impactado en sus cifras. Unos datos que, asegura, no han pillado por sorpresa, porque están "alineados" con "los objetivos previstos por la dirección"”.

Ese golpe a su evolución financiera se traduce en una caída de su resultado desde los 134,8 millones de euros que logró en 2014 a los 47,1 millones del último año fiscal. Sus ingresos, aunque disminuyen, lo hacen de forma más amortiguada. En los cinco últimos años, su volumen de negocio ha pasado de 828,2 a 761,4 millones de euros.

Continua transformación

Thomas Meyer desembarcó en el negocio textil de una forma inusual. Afincado en Ibiza, donde abrió su primera tienda en la década de los 80, comenzó su empresa confeccionando cazadoras con retales de prendas vaqueras desgastadas. Y el nombre también tiene su historia. Detrás de Desigual está la cineasta Isabel Coixet, que ideó la marca porque sus prendas no se parecían a los de ninguna otra empresa. Pero no fue un camino de rosas. En 1988, la compañía suspendió pagos, el equivalente al actual concurso de acreedores. Fue su primera y obligada transformación.

Y dio resultados. En los 90 comenzó su apuesta comercial por los estampados y los 'logos', que se han convertido en su imagen de marca. Y su expansión internacional. Pese a los recientes cierres, Desigual roza el centenar de países y los 500 establecimientos monomarca. Casi el 75% de sus ingresos llegan de fuera de España.

Los últimos cierres de tiendas se han visto reflejados en su plantilla. Al concluir 2017, contaba con 4.558 personas en nómina, de las que más del 80% eran mujeres, que copan los puestos en tienda. En ese último año, recortó su personal global en casi un centenar de trabajadores y, comparado con 2014, lo ha reducido en cerca de un 10%.

Desde 2013, Desigual mantiene su sede en la playa de la Barceloneta, a unos metros del hotel W, el 'Vela', donde presume de tener una enorme terraza que mira a Ibiza. Un inmueble para el que la Autoridad Portuaria de Barcelona le concedió derecho de superficie hasta 2044.

Al frente de la compañía se mantiene Thomas Meyer que, además, se ha reforzado en el capital. El pasado agosto recompró al grupo francés Eurazeo el 10% que le vendió en 2014. Entonces, la firma gala valoró la operación en 285 millones de euros. Sin embargo, la venta a Meyer este mismo año, 'sólo' le reportó 141,9 millones. En estos años, Desigual se ha vuelto más pequeña. Le toca volver a reinventarse.

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