"Aquí, en Almería, en el último año el 40% de las productores de cerveza artesana han cerrado sus fábricas. Quedamos siete compañías y cuesta mucho salir adelante. En mi caso tengo tres empleados, pero en este tipo de negocio el nivel de aceptación de la cerveza artesana ya no resulta nada sencillo. Principalmente, porque hay mucha competencia, sobreoferta y los gigantes del sector libran una batalla que nosotros no podemos afrontar. Inevitablemente, el boom ya ha pasado". Félix López, presidente de la Asociación de Cerveceros de Almería, se lamenta pero resulta honesto al referirse al delicado momento que padece el sector de fabricantes de cerveza artesana en España.
Él abrió su compañía 'Cerveza Natural del Cabo de Gata' en la mencionada localidad andaluza hace cinco años. No lo duda: cree que el negocio ha entrado ya en un declive y que los cierres de microempresas, principalmente, continuarán de manera inevitable el próximo año.
Saturación de pequeñas fábricas, exceso de oferta, competencia feroz... los motivos para explicar el estallido de la 'burbuja' del sector de la cerveza artesana pueden ser muchos. Pero todos los indicadores señalan síntomas más que preocupantes en una industria a la sombra de los seis colosos industriales del país (Damm, Mahou San Miguel, Hijos de Rivera, Heineken, Compañía Cervecera de Canarias y La Zaragozana) que fabrican el 99% de la cerveza española. El resto debe repartirse las migajas del pastel.
Según datos de Iberinform facilitados a este medio, el frágil escenario en el que se tambalean decenas de fabricantes de cerveza artesana resulta más que evidente. A día de hoy, casi una de cada cuatro empresas (el 23,23%) de las más de 400 que funcionan en el país "muestra un elevado o máximo riesgo de incumplir sus compromisos de pago". Los estudios de la consultora muestran que la facturación media de las empresas durante este año superará los 37 millones de euros, pero el rating de morosidad de todo el sector es más que considerable y se sitúa en los 5,1 puntos.
Las empresas de estas características florecieron de manera espectacular durante los años de crisis. En concreto, su número creció un 1.600% entre 2008 y 2015. Pero no solo la impresionante competencia ha provocado 'la muerte por éxito' de tantos nuevos emprendimientos. La escasa calidad de muchas marcas también ha conspirado contra las que ofertan productos realmente originales y deliciosos, en un negocio donde inevitablemente no hay lugar para tantos jugadores.
En el tablero de los pymes dedicadas a este negocio, además de Almería también aparece Lleida con grandes luces rojas. Allí, más de un tercio de las pequeñas compañías se encuentran asfixiadas, "aunque muestran una tenue recuperación, que se consolida con una facturación media superior al 7% este año comparada con 2016, pero todo eso no nos alcanza", aseguran fuentes asociadas al Gremi d'Elaboradors de Cervesa Artesana i Natural de cataluña.
Precisamente esta comunidad ha sido una de las pioneras en el sector. Cataluña es la comunidad que más microfábricas posee en nuestro país. Pero de las 76 que había en pleno boom, se han perdido una quincena en el camino. Andalucía, la segunda comunidad que posee más plantas, es la que también muestra una mayor proporción de cierres, morosidad y alto riesgo de impagos, de acuerdo con las mencionadas fuentes. Castilla y León, con un total de 39 microfábricas, aparece como la tercera región en número de empresas, y es la más estable en cuanto a funcionamiento de plantas.
Cerveceros de España, la principal agrupación que representa al sector, ha preferido no emitir una valoración sobre la situación que padecen las microproductoras de cerveza artesana. "No nos compete opinar sobre asuntos internos que obedecen a las empresas", ha manifestado un portavoz de esta última organización.
También quedan muchos supervivientes
Pero no todas las microcerveceras de España ven su futuro teñido de negro. Algunas, las más longevas, todavía funcionan e incluso tienen esperanzas de que el negocio prospere. Es el caso de Domus, que nació en Toledo hace ya una década de la mano de Fernando Campoy. "Se puede vivir de la cerveza artesana, pero tienes que hacer cerveza de calidad, y calcular muy bien los costes", asegura, y es que en su fábrica no sólo se produce cerveza, sino que se organizan visitas guiadas, catas y se venden todo tipo de productos relacionados con ella, como pizza de masa de cerveza, mermelada de cerveza y crema de cerveza.
A escasos 60 kilómetros de Toledo se encuentra el pequeño municipio de Noblejas, donde Ernesto Huete elabora la cerveza Yria desde hace años. "Nosotros facturamos medio millón de euros en el último ejercicio; pero beneficios, cero", reconoce. "Nos da para cubrir gastos y, la mayoría de los meses, pagar nuestros sueldos (el suyo y el de su esposa y socia). Llevo muchos años en el mundo de la microcervecería y la verdad es que no conozco cerveceros ricos", añade, y arroja una clave para entender el presente del sector artesano en España: "Ahora estamos en un punto en el que todo vale. Entra gente con dinero, sin dinero; con conocimientos, sin conocimientos; hay bodegas de vinos que lanzan su cerveza, Penélope Cruz lanza su cerveza… El problema es que hay más oferta que demanda, y sobre todo que hay muchas cervezas que son malas, e influye negativamente".
El creador de Domus y socio fundador de Asociación Española de Cerveceros Artesanos Independientes (Aecai) vislumbra el futuro del modelo de negocio. "Todavía hay mucho recorrido para esta industria, pero lo normal es que se produzca una criba natural. Las microcerveceras más consolidadas se harán más fuertes, y otras más pequeñas desaparecerán; aunque seguirán surgiendo algunas de carácter local", concluye.
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