Los editores denuncian un mercado negro

La venta de segunda mano y los cambios legales ponen en jaque a los libros de texto

Las normativas autonómicas obligan a hacer versiones distintas de un mismo contenido y no permiten aprovechar las economías de escala en la producción, mientras las plataformas de venta paralela se multiplican.

Casi 230.000 alumnos se han beneficiado del programa de gratuidad de libros de texto
La venta de segunda mano y los cambios legales ponen en jaque a los libros de texto.
EUROPA PRESS

Ainhoa, 16 años, comenzó el pasado 6 de septiembre Primero de Bachillerato en un colegio concertado madrileño. Ha comprado la mayoría de sus libros, seis de ocho, en el ‘mercado’ de segunda mano. “Si hubiera comprado todos los libros nuevos me habría gastado más de 275 euros y así ‘solo’ me han costado 170 euros todos los libros”. Como ha hecho esta joven estudiante, la compraventa de libros de texto educativos se ha disparado este comienzo de curso debido, en buena medida, a la inflación que nos azota.

Lo cierto es que este mercado paralelo, que según algunos portales especializados ha crecido un 156% en el último mes, “preocupa” a los editores de libros de texto educativo en España, que ven peligrar un negocio merced al cuál en 2022 vendieron 38,5 millones de libros por un valor de 757,57 millones de euros a 8,24 millones de estudiantes de las etapas educativas no universitarias. Se trata de algo más del 25% de toda la facturación de la industria editorial en España, que el pasado año ascendió a 2.718,52 millones. Así, desde la Asociación Nacional de Editores de libros y Material de Enseñanza (ANELE), su presidente, José Moyano, exige a las autoridades educativas que tomen medidas, en este ‘mercado negro’ del libro “para no poner en riesgo un sector como el editorial, que es muy importante para la cultura de un país y es una punta de lanza de la difusión del español en el mundo”, según asegura a La Información.

No hay nada más que echar una rápida mirada en internet para comprobar la existencia de decenas de plataformas de compraventa de libros de segunda mano que han proliferado en los últimos años. Y además de ellas está el ‘boca a boca’ y el contacto directo entre estudiantes. “Ahora nadie te deja un libro, te lo venden por un tercio o el 50% de su valor de nuevo. Es cierto que tú te ahorras un dinero, pero se ha convertido en un negocio”, sentencian. A modo de ejemplo, el libro de Matemáticas I de Primero de Bachillerato de SM, que es el que tiene que usar durante el curso esta estudiante, cuesta 41,46 euros nuevo y se oferta por 11,70 euros usado.

En este sentido, desde ANELE se critica, “que no se respeten los derechos de autor y que las plataformas incumplan la Ley de Propiedad Intelectual. Las transacciones comerciales deberían realizarse de manera legal. El precio medio de un libro de texto nuevo se sitúa oficialmente en 20 euros, aunque en algunas etapas, como el bachillerato, se acerca más a los 40 euros. “En un país como el nuestro, las editoriales tienen que elaborar diecisiete ediciones diferentes, una para comunidad autónoma, más las que hay que realizar en los diferentes idiomas autonómicos, los bilingües, etcétera (hay editados 10.100 títulos diferentes de libros de texto), lo que dificulta poder hacer economías de escala” y así abaratar el precio de los libros, explica Moyano.

Hay que tener también en cuenta que, según los datos que facilitan las propias Comunidades Autónomas, alrededor del 70% de los alumnos de las enseñanzas obligatorias (Primaria y ESO), cuentan con ayudas, totales o parciales, para la obtención de los libros de texto. Según los Gobiernos autonómicos, este año 2023, la cuantía conjunta destinada a ayudas para los libros de texto asciende a algo más de 360 millones de euros, la mitad del coste anual de los libros de texto. A esto hay que añadir que hay varias regiones en las que la adquisición de los libros puede desgravarse en la declaración de la Renta.

“La cuestión no radica tanto en la existencia de estos sistemas de ayuda, sino que estos tengan una estabilidad en el tiempo para hacerlos sostenibles y que no estén sometidos a situaciones coyunturales”, consideran desde la asociación. En concreto, lo que desde el sector se reclama es que se establezca un calendario de renovación de los libros que faciliten el desarrollo del programa y, además, “garantice la actividad de las empresas”, que se dote del presupuesto necesario para llevarlo a la práctica y que facilite que la adquisición se realice por los padres en las librerías.

Desde ANELE se alegan dos razones para explicar la tendencia a la baja de su facturación este año: una, los “constantes cambios de leyes educativas”; y la segunda, el desarrollo de los sistemas de ayudas a las familias por sistemas de préstamo que, en ocasiones, incluyen calendarios que no siempre se cumplen por las diversas vicisitudes económicas que atraviesan las Administraciones Públicas. Esto hace que los periodos de renovación se amplíen más allá de los cuatro años, con lo que el mercado se resiente. “Es por eso por lo que pedimos a las comunidades que establezcan sistemas sostenibles no solo para las cuentas públicas, también para que las empresas puedan desarrollarse”, reclaman.

El sector afronta ahora además el reto de la digitalización. Los editores argumentan que el libro de texto hoy poco o nada se parece al que existía hace quince o veinte años. Y esto es así porque se ha transformado para convertirse en una nueva generación de libros denominados “proyectos editoriales educativos”, que además del libro en papel incluyen otros materiales, incluidos los materiales digitales. Es por ello que “la digitalización no es un riesgo, sino una oportunidad. El riesgo de la digitalización es pensar que todo está resuelto con los soportes y no considerar la importancia de los contenidos”.

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