Los ecologistas piden cerrar las centrales nucleares españolas cuando cumplan 30 años

    • Ecologistas en Acciónalertan de que España apuesta "por la prolongación de la vida de las existentes hasta los 60 años, con el evidente peligro que eso supone.
    • Denuncian "lecciones no aprendidas" en la política española ante los planes de prolongar la vida de las centrales nucleares.
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Ecologistas en Acción denuncia "lecciones no aprendidas" en la política española ante los planes de prolongar la vida de las centrales nucleares españolas hasta los 60 años y construir un cementerio nuclear en terrenos "inadecuados".

A través de un comunicado recogido por Servimedia y difundido en el marco del 29 aniversario de la catástrofe nuclear de Chernóbil (Ucrania), que se conmemora este domingo, los ecologistas alertan de que España apuesta "por la prolongación de la vida de las existentes hasta los 60 años, con el evidente peligro que eso supone, ya que todos los sistemas de la instalación se degradan severamente con el tiempo".

Según esta organización, 30 años de vida "son más que suficientes y deberían cerrarse todas las centrales españolas de aquí a 2018, empezando por la no reapertura de Garoña (Burgos), que está en condiciones lamentables".

Además, Ecologistas en Acción recuerda que en nuestro país se pretende construir un Almacén Temporal Centralizado (ATC) en Villar de Cañas (Cuenca), donde se guardarían residuos de todas las centrales durante un periodo de 70 años. La organización ecologista también alerta de que el emplazamiento elegido está aquejado "de graves problemas geológicos e hidrológicos", por lo que se podría contaminar un acuífero cercano. Por ello, los ecologistas han organizado una marcha en la localidad conquense a modo de protesta.

El comunicado recuerda que, casi tres décadas después del siniestro, Chernóbil "sigue siendo una amenaza". El accidente de la central ucraniana contaminó severamente unos 150.000 kilómetros cuadrados, convirtió en inhabitable un radio de 30 kilómetros en torno a la central y afectó a unos siete millones de personas.

"La república más afectada fue la de Bielorrusia, demostrando el hecho obvio de que la radiactividad no respeta las fronteras y que los mecanismos nacionales de vigilancia y regulación son claramente insuficientes", insiste el texto.

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