Los plazos de pagos, a examen

Meliá estudia refinanciar su deuda para evitar el abono de 239 millones en 2023

La cadena hotelera mira con atención el calendario de amortizaciones y piensa ya en sentarse con las entidades financieras para hacer frente a sus vencimientos ante "la situación de incertidumbre actual".

Gabriel Escarrer Jaume
Gabriel Escarrer Jaume, vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de Meliá
Agencia EFE

Meliá ajusta su hoja de ruta para el próximo año. Con el regreso a beneficios de la compañía y la cosecha de buenos resultados, la compañía piensa en afrontar un 2023 sin sobresaltos para cumplir con garantías con la banca. Al igual que otros competidores, la cadena hotelera ya piensa en negociar con las entidades financieras un cambio de su calendario de vencimientos, que para el siguiente ejercicio marca una amortización de 239,2 millones de euros y fija el abono de otros 504 millones para los dos años siguientes.  

Un portavoz de la compañía explica a La Información que este cambio de parecer se debe a "la situación de incertidumbre actual", que también ha modificado su plan de diversificación de la deuda. Sobre este aspecto, la cotizada española se refiere a su deseo de emitir bonos, algo que descarta de momento en lo que queda de año, si bien "seguimos con la intención de diversificar nuestra deuda cuando sea el momento oportuno", añaden. La compañía lleva reduciendo su deuda en los últimos meses. 

La otra palanca que influirá definitivamente en la decisión final de la compañía sobre sus vencimientos será la venta de activos. Meliá tiene en mente cerrar una gran desinversión próximamente y conseguir con ella aproximadamente 200 millones de euros. En línea con los comunicados anteriores, la compañía sigue trabajando en esta operación con la vista puesta en Latinoamérica, donde quiere seguir gestionando los hoteles pese a perder su propiedad. La compañía ya recurrió a esta fórmula en 2021, cuando vendió ocho hoteles y los traspasó a una sociedad de Bankinter.

A diferencia de otras grandes hoteleras, como Hotusa o Hesperia, Meliá no se vio obligado a pedir fondos públicos de último recurso a la SEPI, pero sí se armó de liquidez a través de varias líneas avaladas por el ICO. La compañía mantiene a día de hoy una deuda neta de 2.904 millones de euros. Este pasivo corresponde en su mayoría a deudas con entidades de crédito y a obligaciones por arrendamientos. Los analistas, por su parte, creen que la compañía "está bien posicionado para beneficiarse plenamente de la recuperación", como afirmó Deutsche Bank. Los analistas del Sabadell consideran que el mercado descuenta un escenario "excesivamente negativo", porque cotiza a niveles ómicron de noviembre de 2021, cuando volvieron las restricciones.

Cifras positivas

Hasta ahora, la compañía ha mostrado un buen comportamiento en este año. El balance del verano 2022, según explicó el propio Gabriel Escarrer, ha sido muy positivo en los principales destinos vacacionales españoles, mientras que para el tercero, desde la compañía avanzan una tendencia positiva. Una muestra la da la demanda de habitaciones superiores (suites), que se ha incrementado y ha mostrado una menor sensibilidad al precio.

En suma, los ingresos de los hoteles vacacionales españoles durante el tercer trimestre han aumentado por la mejora del precio medio, ya que la ocupación se quedará ligeramente por debajo de 2019, es decir, de niveles previos a la pandemia. Las cifras al completo sobre el rendimiento durante agosto, septiembre y octubre las publicará la compañía el próximo mes de noviembre ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Misión: batir a la inflación

En el corto plazo, el frente para la cadena hotelera está en la inflación y en cómo el alza de precios puede aumentar sus costes de explotación, por un lado, y desincentivar la demanda de los clientes, por otro. Hasta el momento, Meliá no observa ralentización ni contracción del mercado. En mercados como el estadounidense, sus hoteles "han tenido uno de los mejores meses de septiembre de su historia", explica. La empresa tiene en el país dos establecimientos, uno de ellos en Nueva York, donde la cadena ha aprovechado la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En cuanto al resto de plazas que también resistirían, la compañía identifica los mercados emisores de norte, centro y sur de Europa, donde la inflación se sitúa cerca de la española. Sin embargo, "no hemos apreciado hasta ahora impacto por la inflación", pues en mercados como Francia o Alemania ha pesado más "el ansia de viajar" que la incertidumbre, la guerra, o la situación económica. "Las ventas evolucionan favorablemente a pesar de las subidas de precios generalizadas", rematan. Algo similar sucede con Medio Oriente, pues sus hoteles de Dubai y Catar afrontan un cuarto trimestre con una fuerte demanda, a la que se suma el mundial de fútbol.

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