Navantia ultima con la SEPI un plan de negocio de 11.000 millones hasta 2022

  • La empresa pública prevé la salida de la quinta parte de la plantilla en cuatro años por jubilaciones 
Trabajador de Navantia en las instalaciones de Cádiz.
Trabajador de Navantia en las instalaciones de Cádiz.
EFE

Navantia, la sociedad sociedad pública de construcción naval civil y militar, ultima con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) un plan para salir de la delicada situación en la que se encuentra. El plan prevé una facturación de 11.000 millones en cuatro años por el encargo de hasta 15 barcos por parte del Gobierno español entre fragatas, submarinos y buques de acción marítima. La empresa, que vive momentos de agitación laboral, contempla también un plan de bajas de 1.200 empleados vía jubilaciones. La plantilla de la empresa asciende a 5.200 trabajadores. Navantia es el principal empleador industrial en la Ría de Ferrol, la Bahía de Cádiz y Cartagena.

La situación de Navantia es apurada. En 2016 perdió 303 millones de euros, la mayor cantidad entre todas las empresas públicas. Por comparar, perdió casi el triple que la minera Hunosa (112 millones). Carga además, con un pasivo financiero de 3.800 millones de euros. Por eso, urge la reconversión. 

Los planes están perfilados, aseguran fuentes de la empresa, aunque el retraso en la tramitación de los presupuestos generales para 2018 es un serio inconveniente. La caída de pedidos ha reducido los ingresos un 50% desde 2009 y la compañía considera inevitable corregir, entre otros, los desequilibrios que afectan a una plantilla en la que el 68% de los trabajadores supera los 50 años de edad, con grandes diferencias entre técnicos superiores y el resto de empleados.

Jubilaciones y nueva etapa

En los próximos cuatro años, hasta 1.200 empleados alcanzarán los 65 años de edad, lo que facilitará, según espera la dirección de la empresa, un rejuvenecimiento de la plantilla necesario para afrontar una nueva etapa.

Mientras esa nueva etapa llega, la compañía sufre todavía por la aplicación de convenios colectivos heredados de la fusión de empresas. Hay conflicto, entre otros puntos, por el mecanismo de promoción interna de trabajadores que existe en Navantia por el que los empleados ascienden de categoría cada ocho años.

Según el comité de empresa, el retraso en estas asimilaciones ha provocado que algunos trabajadores dejen de cobrar hasta 3.000 euros. Es un asunto espinoso tanto por el control de Hacienda sobre el gasto de las empresas públicas como por el retraso en la aprobación de los presupuestos.

La compañía que preside Esteban García Vilasánchez negocia dos contratos, en Arabia Saudí y Australia, que podrían despejar su futuro. Con Arabia Saudí negocia la construción de cinco corbetas, mientras que en Australia, la compañía trata de adjudicarse la construcción  de nueve fragatas.

Una dura competencia

La competencia es dura. En todos los mercados. Los constructores europeos se ven obligados a competir en el exterior y Navantia se mide con ingleses (BAE) e italianos (Fincatieri). Sin olvidar a Naval Group, Damen y TKMS. Sólo en Australia, la magnífica tarta de encargos para la marina del país asciende a 50.000 millones de dólares en 20 años.

Además de los contratos, vitales, la modernización de instalaciones y las nuevas tecnologías serán las claves de la empresa en el futuro. Navantia desarrolla el concepto de Astillero 4.0 para integrar las nuevas tecnologías surgidas de la revolución digital y en especial, la tecnología 3D para la construcción naval.

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