Sentencia "lesiva e injusta"

Pescanova se tambalea al perder con la banca en el caso del crédito supersenior

La vieja matriz ultima un recurso al fallo que desestima su demanda e impone el pago de unas costas que ya anticipa "inasumibles". Ha empezado a dotar la provisión, pero se ve abocada a su liquidación. 

Imagen edificio de Pescanova
Pescanova tambalea ante el triunfo de la banca en el caso del crédito supersenior
EFE

La Justicia desestima íntegramente la demanda presentada por la vieja Pescanova -quebrada en 2013 y casi diluida en el nuevo grupo- contra la banca acreedora de la Nueva Pescanova y la decisión del órgano de gestión de la propia pesquera gallega de firmar el llamado crédito supersenior en 2015. El Juzgado de Primera Instancia número 14 de Vigo ha resuelto el caso negando en su totalidad las pretensiones de la compañía y condenándola en costas. La antigua matriz, incapaz de poner fin a su lucha en sede judicial, prepara un recurso de apelación contra el fallo por considerarlo "injusto y lesivo" a sus intereses, pero sobre todo porque asumir los gastos del proceso podría abocar a su liquidación. Mientras prepara su contraataque ha empezado a dotar una provisión que ya anticipa "inasumible". 

El acopio de capital para hacer frente a la probable condena en costas lo inició hace apenas unas semanas. La vieja Pescanova en realidad funciona como una sociedad cartera. Fuentes financieras consultadas por este periódico advierten de que solo se dedica a litigar y dudan de su intención de reiniciar su actividad comercial. La firma que entonces fue capitaneada por el empresario Manuel Fernández de Sousa da por hecho que, habida cuenta de la altísima cuantía del procedimiento, será imposible hacerse cargo de los gastos judiciales en su totalidad y la sociedad abocaría a su liquidación. 

El conflicto data de diciembre de 2015, cuando la Nueva Pescanova firmó un contrato de crédito (crédito supersenior sindicado) con siete entidades financieras, si bien algunas de ellas ya han desaparecido, como Bankia o el Popular. Los acreedores que quedaron eran Banco Sabadell, CaixaBank, Banco Santander, BBVA o Abanca, aunque todos han ido vendiendo su deuda a la entidad gallega presidida por Juan Carlos Escotet.  Las condiciones fueron entonces excesivamente onerosas frente a las del mercado, según asegura Pescanova en el informe financiero anual registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). 

Entre los términos se estipuló el devengo de una obligación de pago a cargo de Nueva Pescanova, como compensación a la banca por las quitas aceptadas en el marco de los convenio de rescate mediante proceso concursal para salvar a la sociedad y a sus filiales. Este deber ascendía a 300 millones de euros, pagadero a 20 años o en hasta tres décadas, y a su vez se le aplicaba un interés anual del 1%. La obligación de pago era independiente del de los intereses previsto en el contrato por las cantidades dispuestas, de modo que se devengó con la propia suscripción del mismo, paralelamente a que la pesquera dispusiera del crédito en su totalidad o en parte.

La vieja matriz explica que la Nueva Pescanova sólo llegó a disponer de 82,18 millones de euros, cantidad que sería restituida el 5 de mayo de 2016, apenas cinco meses después del otorgamiento del crédito y su primera disposición. "Esto significa que, en la práctica, la comisión devengada ha supuesto sólo por este concepto el devengo de unos intereses sobre la cantidad dispuesta en términos anualizados del 1.019%, lo que habla muy a las claras de su carácter desproporcionado y lesivo para los intereses de Nueva Pescanova de dicho contrato", recoge en el documento. 

La vieja matriz defiende que el contrato de 2015 fue una oferta unilateral y que su aceptación fue un acto de voluntad "discrecional, tendencioso y lesivo"

La sociedad cartera defiende que el contrato suscrito en diciembre de 2015 fue una oferta unilateral de financiación de los acreedores concursales y que la nueva pesquera no tenía el deber de aceptar. Con este argumento, asegura que la firma del mismo fue un acto de "voluntad discrecional, tendencioso y lesivo" para sus intereses, que en su momento era el socio único. Ahora solo ostenta el 0,34% de la compañía. El 97,76% está en manos de Abanca. 

La antigua Pescanova quiere hacer ver que, si la demanda prospera, se podría evitar el deterioro patrimonial que supuestamente implica para la Nueva Pescanova el reconocimiento del crédito supersenior; si, por el contrario, fracasa -como ya ha ocurrido a la espera del recurso-, asegura que "afectará a Nueva Pescanova, con un coste a vencimiento de 300 millones de euros, junto con los intereses que el propio crédito adicional subordinado devengue".  Para tratar de defender su demanda, añade que al ostentar una participación en la nueva compañía, ella también se vería afectada indirectamente. Sin embargo, su 0,34% apenas le expone a este pago y su óbice está ahora en la probable condena en costas. 

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