¿Quién puede salvar al Estudiantes? De un gran inversor a sus propios aficionados

  • El mítico equipo de baloncesto vive una situación crítica a nivel económico que amenaza su continuidad más allá del próximo curso.
El jugador del Movistar Estudiantes Kenny Kadji (i) durante un partido.
El jugador del Movistar Estudiantes Kenny Kadji (i) durante un partido.
EFE

Fernando Martín, Felipe Reyes, Juancho Hernangómez… son algunos de los jugadores de baloncesto que han pasado por la cantera del Movistar Estudiantes, un club sin el que el baloncesto “no se concebiría”, como afirma su Presidente, Fernando Galindo. Ahora su directiva y sus aficionados luchan para evitar que desaparezca. Pese a que esta temporada está garantizada a nivel económico y deportivo y la finalizarán sin problemas, acumulan una deuda de cinco millones de euros más intereses con la Agencia Tributaria que limita sus posibilidades para el futuro.

Galindo explica que han conseguido rebajar la deuda desde los 14 millones que tenían antes hasta los cinco que quedan pendientes. Sin embargo, esto ha supuesto el pago cada año de 1,4 millones, “una situación insostenible de cara al futuro”. Para afrontar las próximas temporadas el club aprobó por unanimidad una ampliación de capital de aproximadamente cinco millones de euros. Pero esta ampliación no solo busca hacer frente a la deuda, el Estudiantes sigue mirando al futuro y espera poder “mejorar la situación deportiva de toda la institución.

¿Cuáles son las opciones? El club trabaja en dos direcciones. La primera opción implicaría diluir el poder, “que pudiésemos entre mucha gente asumir los cinco millones” señala el presidente del Estudiantes. No obstante, por otra parte, la posibilidad de un mecenas, grupo o fondo de inversión también está sobre la mesa. “Estamos trabajando en la posibilidad de que empresas o inversores consideren que la marca Estudiantes es una marca suficientemente importante como para aportar los recursos necesarios para hacer frente al pago”, afirma Galindo.

El concepto de la ‘marca Estudiantes’ no es una cuestión banal, ya que, pese a las dificultades económicas, el objetivo no es salvarse económicamente a cualquier precio o que la salvación solo implique al primer equipo masculino, quizás la actividad más notoria, sino recuperar económicamente toda la institución (cantera, equipo y fundación), con los valores que ello implica. En ese sentido, desde la directiva se guardan la capacidad de veto, porque “quien venga, queremos que respete la idiosincrasia de Estudiantes y que tenga una moralidad evidente”.

Posibles inversores

Hasta ahora se han barajado diversos nombres de posibles inversores que podrían ‘salvar’ al Estudiantes. Entre ellos el Atlético de Madrid, quizá porque su entrada en el baloncesto asemejaría la estructura del club a la de otros como el Real Madrid o Barcelona, con equipos de fútbol y baloncesto, además del ‘enemigo’ común que comparten el ‘Estu’ y el ‘Atleti’ . Sin embargo, Galindo niega cualquier contacto con el equipo de fútbol, “no hay nada, no hemos tenido contactos”, insiste.

Eso sí, el club de baloncesto está trabajando y “en contacto con grupos o con intermediarios que representan intereses importantes y que podrían tener interés en acercarse a Estudiantes”. Grupos sobre los que mantiene una total discreción.

No obstante, más allá de un gran mecenas, Galindo se muestra optimista con la posibilidad de que haya pequeños inversores, desde aficionados del club -los abonados representan la tercera mayor afición del baloncesto español- hasta amigos cercanos. “Estamos percibiendo mucho interés de personas, de empresas, de nuestros aficionados y eso nos hace ser optimistas”, afirma. En ese sentido, valora el reconocimiento de una parte de la sociedad como “ institución de reconocido prestigio y valores”.

El baloncesto, un negocio en busca de mecenas

El Estudiantes no es el primer equipo de baloncesto que sufre esta asfixia económica. El Joventut de Badalona, precisamente el único club con Estudiantes y Real Madrid que ha participado siempre en la máxima categoría, vivió una situación similar el año pasado. Tras meses de deudas aprobaron una ampliación de capital de casi 3,7 millones de euros con la que Scranton Enterprises, sociedad del grupo farmacéutico catalán Grifols, pasó a ser el máximo accionista. Sin embargo, no fue una estrategia financiera, sino más bien “una inversión sentimental”, como reconoció Ramón Riera, consejero de Grifols y que desde entonces forma parte del Consejo de Administración del equipo de baloncesto.

Esta decisión es la que persigue el Estudiantes para poder mantenerse sin perder su esencia. Su presidente reivindica al ‘Estu’ como una “institución sociodeportiva de interés general”. De hecho, varias instituciones y personalidades han secundado esta denominación a través de un manifiesto que elogia el papel y peso del club en el baloncesto español.

En ese sentido, Galindo lamenta que no reciben ayudas públicas “a diferencia de otras instituciones deportivas del sector”. No busca hacer comparaciones con otros equipos de baloncesto u otros deportes, “les tengo envidia sana”, pero reclama “que a nivel de nuestra Comunidad y de nuestro Ayuntamiento se tengan en cuenta los valores, lo que somos y representamos, y se nos aporten las ayudas necesarias para seguir”.

“Nos sentimos discriminados”, añade el presidente, que también cree que están en peores condiciones que otros clubes. Una seña de ello, explica, es el coste que tienen que asumir por jugar en el WizinkCenter, mientras otras instituciones públicas permiten la prestación y explotación de las instalaciones a otros clubes. “Cuando hemos tenido que jugar los fines de semana hemos tenido que ir a Torrejón de Ardoz, porque en Madrid nos costaba cantidades que no podíamos hacer frente”, explica.

Pese a que considera estas circunstancias “un agravio”, Fernando Galindo, como cabeza visible de este mítico club, está centrado en su futuro, sobre el que afirma es “difícil pero creemos que vamos a estar en condiciones”. Además, insta a la participación de instituciones públicas y también de empresas “que consideren que lo que estamos haciendo es de interés general, que puede responder a la responsabilidad social corporativa”.

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