El sector público y la banca causaron el 50% de las salidas de fondos del Popular

  • Rodrigo Echenique explica que el banco perdió la confianza de mercado y clientes por un proceso de degeneración "de mucho tiempo".
Rodrigo Echenique comparece en la Comisión de Investigación en el Congreso sobre la crisis
Rodrigo Echenique comparece en la Comisión de Investigación en el Congreso sobre la crisis
EFE

La falta de confianza del mercado y los clientes sentenció al Popular. Su viabilidad se perdió tras sufrir una hemorragia de 20.000 millones de euros en seis meses a la que este miércoles su presidente y del Santander España, Rodrigo Echenique, puso cierta cara: el 50% correspondió a reembolsos ordenados por el sector público e instituciones diversas y por parte de la gran banca y banca corporativa -a partes casi iguales-; mientras que los particulares retiraron un 25% y las empresas otro tanto.

El banquero comparecía en la Comisión que investiga la crisis en el Congreso, donde relató que la situación de la entidad era “crítica” cuando se la adjudicó el Santander. “No estaba condenada, si se hacía algo” como una operación corporativa, aunque la inacción sí refirió que hubiese sido desastrosa porque tendría que haberse liquidado, con quitas para los depositantes y desastrosas consecuencias para la banca y el país.

La situación extrema llega por esa crisis de liquidez que lleva a la entidad a solicitar su intervención y al Banco Central Europeo (BCE) a declarar la inviabilidad dejando la solución en manos de la Junta Europea de Resolución (JUR), aún siendo solvente desde la óptica regulatoria. “Tengo entendido que el incumplimiento -de los requisitos de insolvencia- era inminente”, deslizó en alusión a la versión ofrecida por el expresidente Emilio Saracho días antes. A renglón seguido, relató, sin embargo, que la iliquidez mata: “Las empresas van a la quiebra o concurso de acreedores porque no hay dinero. Mientras hay dinero para pagar, las compañías aguantan en un proceso de insolvencia”.

La fuga se acentuó con la avalancha de noticias negativas sobre el estado del banco y su dificultad para encontrar comprador o ejecutar la macroampliación que precisaba. Según Saracho, la inflexión que convirtió en inmanejable la sangría llegó con las declaraciones de la JUR reconociendo que tenían al Popular en el foco.

En esos últimos días fue notorio el vaciado de cuentas por parte de empresas públicas, ayuntamientos e instituciones, alentando la especulación sobre algún tipo de chivatazo para no exponerse a quitas en sus depósitos. Echenique no efectuó un cálculo tan afinado de las administraciones públicas, pero sí desveló que el conjunto de instituciones son responsables del 25% de los reembolsos.

Aunque el Popular “no era un objetivo prioritario ni inmediato” del Santander, lo tenía en el rádar como otros muchos bancos en muchos mercados por su posición (6-7% de cuota de mercado en España y 2% en Portugal, y el gran caudal de pymes y autónomos clientes). Al mirar sus cuentas a invitación de Saracho, y como hiciera BBVA, Bankia y Sabadell, descartó presentar oferta. “Nos dimos cuenta de que no podíamos presentar una oferta en el marco de una adquisición privada”, refirió, asegurando que sus números arrojaban un déficit de 7.000 millones que coincide con la ampliación que finalmente ejecutó para absorberlo, mientras que el resto de bancos dejaron la carrera con cálculos muy superiores.

No compensaba los riesgos y contingencias que tenía que asumir en la operación”, por las bajas provisiones del banco (con 37.000 millones en activos tóxicos, cubiertas solo al 45%), un nivel de morosidad “muy elevado”, y un rating que había sufrido cuatro rebajas sucesivas. "No nos hemos encontrado ninguna joya en el cajón", aseguró, frente a las tesis de que el grupo ha hecho un gran negocio al quedárselo a un euro. En este punto insistió en que tuvo que inyectarle 13.000 millones de liquidez inmediata y ampliar capital en la cifra milmillonaria ejecutada.

Defiende las cuentas de Ron en 2016, frente a la CNMV

A pesar del estado de la enseña aseguró que no ha encontrado "inexactitudes ni falsedades" en las últimas cuentas de Ángel Ron correspondientes a 2016. "No hay ocultación. Hay una mala operativa de procesos internos", en alusión a los sistemas de control de riesgos que, a su juicio, sí adolecían de una insuficiente dotación de medios humanos y recursos, refirió en contra de la investigación abierta por la CNMV para averiguar si escondió pérdidas en ejercicios pasados.

El banquero señaló que era una entidad con un sistema de control de riesgo “manifiestamente mejorable”, como prueba que el supervisor le enmendase y exigiese acomodar una parte, aunque validó -con la información al corriente del Santander, matizó- las cuentas de 2016.

A tenor de la situación de la entidad, refirió que la resolución no era el “escenario deseable ni deseado”, pero llegado a ese extremo reivindicó que el hecho de que el Santander pudiese hacerse cargo evitó un grave problema para España porque llevarlo a liquidación en un proceso de insolvencia habría supuesto aplicar quitas a los depositantes. “La estabilidad y credibilidad se hubiera visto gravemente afectada y nos habríamos visto afectado a todos”, refirió en alusión al sistema financiero, país, clientes y accionistas. “Hay consenso nacional e internacional que fue la mejor solución posible”, sostuvo.

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