Grandes supermercados abarrotados

Las tiendas de barrio hacen su agosto: multiplican sus ventas casi por tres

Fruta
Fruta
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Casi todos en Carabanchel conocen al hombre que perdió un ojo en un accidente del que le cuesta hablar incluso lustros después. Anclado a la Avenida de Oporto de Madrid, muy cerca de Plaza Elíptica, Juan es un tipo más del barrio, de los de antes, de los que te fían cinco euros y te redondean siempre al alza las vueltas porque sabe que sus precios son ligeramente superiores a los de un supermercado de cadena. Ese es su leitmotiv: precios más altos a cambio de un trato más cercano. Ahora, además de los clientes habituales que peregrinan religiosamente cada mañana a su tienda, tiene otro motivo para sonreír: vende unos 900 euros al día, casi tres veces más que hace solo unos días.

Su caso es casi paradigmático: en la semana del 24 de febrero al 1 de marzo se observaba un incremento del 113% en ventas sumando todos los canales de distribución, que se disparaba hasta el 154% el 10 de marzo y al 180% el 11 de marzo; en esos días, el canal online llegó a aumentar un 138% sus ventas, lo que empezó a dar lugar a una alteración de los calendarios de entrega y a un colapso temporal del servicio en los supermercados. ¿La alternativa a acudir a las grandes superficies o a usar un canal online saturado? Los súper del barrio.

Incremento consumo coronavirus

Y eso que la altísima demanda en los grandes supermercados no se queda atrás: según Kantar, el incremento en híper y súper se disparó hasta el 160% en promedio el pasado martes; pero no se acerca al caso de las tiendas de barrio, que llegaron a un 190% más de ventas ese mismo día. En buena parte, por la necesidad de encontrar alternativas para comprar productos de primera necesidad (como en el extraño caso del papel higiénico que desaparece el primero de todos los estantes de España). Pero también por ser de proximidad y confianza.

El gran problema que pueden afrontar este tipo de tiendas es la falta de un almacén tan amplio como el de las grandes superficies, tal y como explica Juan: "No tengo más que un cuartito con conservas". Sin embargo, reconoce que eso no afecta al cliente: "Se llevan de todo, desde gel de ducha a cajas de boquerones enteras. A muchos no les había visto en mi vida". Algunos de los nuevos clientes confiesan que antes de la crisis del coronavirus, acudían más a tiendas de alimentación de propietarios chinos, pero que cada vez menos permanecen abiertas en Madrid.

Sus artículos más vendidos coinciden con los que Kantar apunta como lo que más han incrementado su demanda en estos días: jabón de manos (un gasto del 250% superior en el caso de la población en general y 324% entre los "muy preocupados"); artículos de aseo (del 142% y el 155%, respectivamente); limpiadores del hogar (141% y 154% más, respectivamente); papel higiénico y de cocina (129% y 145%); conservas (122% y 138%); y platos cocinados (114% y 143%), entre otros.

Otro problema añadido, en opinión de Juan, es que la mayoría de su clientela es "muy mayor", algo que corrobora el estudio de Kantar: de 75 años de media. En este sentido, su tienda abarrotada estos días puede convertirse en un lugar involuntario de riesgo para la población más susceptible a los efectos letales del coronavirus. Por eso, agradece este inesperado aumento de ventas, pero teme que en los próximos meses el volumen de visitas se resienta porque sus "parroquianos" más habituales caigan enfermos.

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