Alain Finkielkraut: "La conversación intelectual se ha convertido en algo extremadamente violento"

EUROPA PRESS
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"La conversación intelectual se ha convertido en algo extremadamente violento --advierte--. Yo he vivido una época, las dos últimas décadas del siglo XX, que han sido relativamente felices en términos de debate intelectual. Era un debate libre y nunca violento. Fue en esa época donde hizo su aparición una nueva revista, El Debate ('Le Débat'), después de décadas en las que el debate se planteaba únicamente en términos de guerra".

A su juicio, lo que permitió que se apaciguara la discusión intelectual fue el trabajo de aquellos pensadores que ayudaron a "desenmascarar al totalitarismo" y a su estrategia de división "binaria" del mundo.

Sin embargo, cree que, a partir de la década de los 2000, se ha producido una vuelta a la radicalización de las posturas por parte de quienes pretenden "estigmatizar al mundo" y dividirlo entre "oprimidos y opresores", y entre quienes pretenden "salvar al mundo" y aquellos a quienes tildan de "reaccionarios".

"Vemos que el debate intelectual se radicaliza y llega a su paroxismo de violencia. A uno se le acusa de racismo si trata de refexionar sobre el alcance del choque de civilizaciones que se está produciendo y si decimos que quizás lo esencial es mantener y transmitir lo fundamental de nuestra civilización", subraya.

Muestra de ello es, según Finkelkraut, el hecho de que las organizaciones "antirracistas" estén llevando a los tribunales a personas por "cualquier comentario que ellos consideren inaceptable". Además, advierte contra el surgimiento de un "islamo-izquierdismo, que identifica al islam como el nuevo oprimido" y que "justifica el surgimiento de un nuevo antisemitismo en la problemática política entre Israel y Palestina".

AMPLIAR LA MEMORIA PARA PENSAR EL PRESENTE

Según el pensador, este crecimiento de la violencia se produce en el momento en que entra en juego "una novedad" como es "el islamismo político" y ante el cual el "discurso dominante es incapaz de dar una explicación", por lo que hace una lectura del conflicto en clave de un "regreso a los años 30" en que surgieron con fuerza los movimientos fascistas en Europa.

"Desde 2001 asistimos puntualmente a un choque de civilizaciones. Para reflexionar sobre este choque la historia, la memoria no nos es útil, porque la memoria que prevalece en Francia y Europa es, antes que nada, la memoria de los crímenes cometidos por Europa --explica--. Esta memoria es muy activa pero no solo se olvida de otras partes de la historia sino que también se olvida de la historia de los demás".

Por eso, insiste en la importancia de "conservar la memoria" porque, como dijo el filósofo Santayana "los pueblos que olvidan su memoria están condenados a repetirla". Pero, al mismo tiempo, incide en la necesidad de "cultivar una memoria más amplia para poder enfrentar los acontecimientos del presente".

Para Finkielkraut, el crecimiento de movimientos conservadores en Europa y EEUU no debe leerse en clave de un "regreso de los fascismos" de los años 30 sino que, en medio de un contexto de "inseguridad" y de "crisis de la idea de progreso", ha surgido una posición "ecológica" que considera que es "mejor conservar lo que hay".

"Es un conservadurismo escéptico, trágico. Nos damos cuenta de que lo tangible, lo que tenemos, es frágil y que hay que cultivar un sentimiento ecológico: el mundo es nuestra responsabilidad y es frágil. Lo que vale para la tierra también vale para la civilización y la cultura, incluso para la nuestra", ha indicado.

PRONÓSTICO: LE PEN NO GANARÁ

En todo caso, se ha mostrado favorable a creer que en las próximas elecciones en Francia, la candidata del partido nacionalista francés Frente Nacional, "no ganará las elecciones" pero "obtendrá un buen resultado" y puede que llegue a la segunda vuelta.

"Es muy complicado hablar sobre el presente, pero intentar prever el futuro es casi ridículo. Por eso digo esto sin ninguna competencia particular --ha indicado en respuesta a los periodistas--. En Francia reina una inseguridad cultural que los demás partidos tienden a subestimar y hay muchos franceses asustados que se pueden acercar a ella. Si llega a la segunda vuelta se formará una alianza de las demás fuerzas políticas y de los ciudadanos hostiles al Frente Nacional para impedir que gane".

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