Central obrera argentina consagra unidad con sindicatos mayoritarios

La poderosa central obrera argentina CGT se reunificó el lunes, aunque sindicatos minoritarios se mantuvieron en rebeldía, en un año en que la inflación y la recesión dañan el poder de compra de los salarios.

"Nos esperan momentos difíciles", anticipó uno de los líderes del movimiento unitario, Luis Barrionuevo (gastronómicos), ante un congreso con más de 1.500 delegados en un estadio cerrado de Buenos Aires.

La Confederación General del Trabajo (CGT) se había dividido en tres grandes corrientes en 2012. Una de las tres fuerzas sostuvo aquel año la postura histórica de respaldo al gobierno peronista de Cristina Kirchner (2007-2015, centroizquierda). Las otras dos vertientes pasaron a la oposición.

La llegada al poder a finales de 2015 de una alianza de derechistas y socialdemócratas con el presidente Mauricio Macri ha persuadido a los líderes obreros de reunificarse.

Al margen quedaron sólo un sector minoritario macrista y otro combativo, que reclama una huelga general contra la política neoliberal de Macri.

El congreso cegetista no anunció medidas de fuerza, pero Barrionuevo exhortó a los gremialistas a "defender los sagrados intereses de los trabajadores".

El 29 de abril la CGT realizó la mayor demostración de fuerza en dos décadas, 350.000 personas contra los despidos. Más de 200.000 asalariados han perdido su trabajo desde diciembre, cuando asumió Macri, según el privado Centro de Estudios de Política Económica (CEPA).

El poder de compra de los salarios cayó un 12% en el primer semestre, agregó el CEPA. La mayoría de los sectores industriales están en recesión, según las cámaras empresarias.

Argentina tiene la mayor tasa de sindicalización de Latinoamérica, con un 40% de casi 14 millones de asalariados. Un tercio de ellos no está registrado.

La unificación consagró un triunvirato al frente de la CGT, integrado por Juan Carlos Schmid (dragado de puertos), Héctor Daer (sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio).

Otras dos centrales obreras minoritarias son disidentes de la CGT. Ambas reivindican la denominación CTA, integradas por empleados del Estado y docentes.

El poder sindical argentino tiene origen en la capacidad de negociar cada año reajustes salariales según la inflación. También en el manejo de un presupuesto millonario de los servicios gremiales de salud, que atiende entre 17 y 20 millones de personas, sobre una población de 42 millones, según cifras oficiales.

El aumento del costo de vida calculado por las consultoras para este año supera el 45%. Uno de los sindicatos que logró la mejor actualización salarial es el de camioneros, con el 37%. Otro golpe al bolsillo de los argentinos fue un 'tarifazo' de luz, gas y agua que por ahora está en suspenso por orden judicial.

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