Cunha, alcanzado por la justicia en Brasil tras orquestar impeachment de Rousseff

Eduardo Cunha impulsó meticulosamente el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff desde su puesto como jefe de los diputados y consiguió mantenerse en el centro del poder, pero este jueves la justicia llegó a su puerta acusándolo de usar el cargo en su propio interés.

Hábil y maquiavélico político de 57 años, que también está acusado de corrupción en el escándalo de sobornos y contratos amañados en Petrobras, Cunha fue apartado de sus funciones a través de una medida cautelar emitida por un juez de la corte suprema.

De estar en la cresta de la ola cuando en diciembre acogió el pedido de destitución de la debilitada presidenta, hoy él mismo ve cómo el cerco se estrecha a su alrededor en momentos que figura como segundo en la línea de sucesión detrás del vicepresidente, en caso de que Rousseff sea marginada del poder.

"No existe la menor duda de que el investigado no posee condiciones personales mínimas para ejercer, en este momento, en su plenitud, las responsabilidades del cargo de presidente de la cámara de diputados", pues no califica para la sustitución de la Presidencia de la República", señala el fallo del juez Teori Zavascki, al que accedió la AFP.

El gobierno vio en la decisión de aprobar el pedido de impeachment un acto de "venganza" contra la mandataria, por no haber impedido que su Partido de los Trabajadores (PT) apoyara el proceso que la Comisión de Ética de la Cámara le había abierto a Cunha por ocultar cuentas bancarias en Suiza.

El trámite sería equivalente a un impeachment, pero Cunha supo moverse para dilatar ese procedimiento que corría en paralelo al pedido de la Fiscalía para que fuese apartado de su cargo.

No en vano lo llaman el Frank Underwood brasileño, en referencia al inescrupuloso personaje de la serie "House of Cards".

Frank Underwood "es ladrón, homosexual y asesino. Yo no", ha replicado Cunha.

Su vínculo con los casos de corrupción habían mermado parte de su fuerza y le significaron amplia reprobación pública, pero este economista evangélico había conseguido seguir en su puesto moviendo los hilos de la Cámara.

El fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, había pedido en diciembre pasado a la corte suprema que apartara a Cunha de su cargo acusándolo de usar el puesto en interés propio y con fines ilícitos. La decisión sobre ese pedido, aunque preliminar, llegó recién este jueves.

Cunha, además, es el único político brasileño con fueros en ser juzgado por el máximo tribunal. La fiscalía lo denunció el año pasado por corrupción y lavado de dinero vinculado a la red de sobornos de Petrobras. La corte suprema acogió la acusación en marzo.

Si el impeachment, que ahora está en el Senado, aparta de su cargo a Rousseff, el vicepresidente Michel Temer asumirá el poder.

Y en seguida en la línea de sucesión está Cunha, que llegó a ser aliado del gobierno pero se transformó en su peor pesadilla.

"Existen dos jefes del golpe, que actúan en conjunto y de forma premeditada", dijo Rousseff en un claro ataque a los dos protagonistas de este proceso.

Ambos pertenecen al partido centrista PMDB, que cuenta con la mayor bancada en las dos cámaras.

Si bien Cunha quemó las naves con el gobierno y el Partido de los Trabajadores al aprobar el pedido de impeachment, eso no le valió las gracias de la oposición, que guardó distancia con este controvertido político.

Algunos legisladores opositores incluso pidieron que dejara su cargo hasta que se aclarase su situación legal.

"Si derribo a Dilma, al día siguiente ustedes me derriban a mí", les dijo a políticos opositores en diciembre antes de dar luz verde al proceso contra la mandataria, según reportes de la prensa brasileña.

Cunha sabía oler el peligro.

"Era imprevisible porque estaba decidiendo qué estrategia aplicaba para sobrevivir", dijo a la AFP el analista político Carlos Pereira, de la Fundación Getulio Vargas.

"Había ido cayendo en desgracia y su mejor carta era abrir el proceso de impeachment porque así desviaría toda la atención hacia allí", añadió.

El PMDB ha sido aliado del poder desde el fin del régimen militar en Brasil en 1985.

Cunha llegó a la presidencia de la Cámara a inicios de 2015 tras ganarle una pulseada a Rousseff, que promovía a un candidato más afín. Y no tardó en desatar la batalla con el Ejecutivo.

Desde su podio, este político dueño de más de 150 dominios de internet con la palabra "Jesús", impulsó proyectos conservadores como la reducción de la edad de responsabilidad penal a 16 años o la celebración de un "Día del Orgullo Heterosexual".

Conoce al detalle los reglamentos y sabe cómo moverse en los pasillos de la Cámara, donde tiene apoyos entre parlamentarios de los lobbies agrícola, evangélico y del bloque de expolicías y militares que defienden el porte de armas.

Dio sus primeros pasos en política vinculado al tesorero de la campaña del expresidente Fernando Collor, quien renunció en 1992, también bajo la presión de un juicio de destitución.

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