Fernández Villa, el minero que 'gobernó' Asturias, recluido y repudiado por todos

  • Amigo de Alfonso Guerra, el líder del sindicato minero SOMA, puso y quitó presidentes en Asturias e incluso fue vital para que Zapatero se erigiera en secretario general del PSOE.

    Recluido en su casa y sin hablar con nadie ajeno a su familia durante años, la Fiscalía de Asturias pide para él 5 años de prisión y la devolución al sindicato de 434.158 euros.

José Ángel Fernández Villa acudiendo a los juzgados en marzo; en la fiesta de Rodiezmo con Guerra, Zapatero y Fernández y en el encierro dle pozo barredo en 1991
José Ángel Fernández Villa acudiendo a los juzgados en marzo; en la fiesta de Rodiezmo con Guerra, Zapatero y Fernández y en el encierro dle pozo barredo en 1991
Fotos cedidas por La Nueva España
Iñaki Etxarri
Iñaki Etxarri

Tan adulado como temido. Durante años ascendido a los altares y seguido e idolatrado por una legión de miles de mineros que practicaron hacia él una política asfixiante de culto al líder. José Ángel Fernández Villa (Tuilla, Langreo (Asturias) 1943). 35 años al frente del poderoso Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA-UGT).

Amigo del que fuera Vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, pero también de políticos de la derecha como el ex Vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, o el delegado del Gobierno en el Principado, Gabino de Lorenzo, creó desde su poltrona sindical una estructura de poder, una red clientelar presidida por el miedo, la sumisión y las prebendas, que -por mor de la doble militancia partido-sindicato- le otorgaba el control de las agrupaciones socialistas de las cuencas mineras y, a partir de ahí, de la Federación Socialista Asturiana.

Villa, siempre protegido por su guardia pretoriana del SOMA, tenía así en sus manos, con el control de decenas de miles de militantes del PSOE y el sindicato, la potestad para designar candidatos, confeccionar listas electorales, controlar grupos municipales y parlamentarios, poner y quitar alcaldes y presidentes autonómicos, presidentes de la empresa pública minera HUNOSA, de Cajastur...

La frase era común en el Principado en los años 80 y 90 del pasado siglo y se escuchaba en boca de cualquier paisano, vaso de sidra en ristre, pero también en los círculos de poder, allí donde llegaba la moqueta: "En Asturias manda Villa". Vital en la elección de Rodríguez Zapatero

Diputado autonómico, senador, miembro de la ejecutiva federal del PSOE en los 80 y parte de los 90, su poder llegó a ser tal que influyó incluso en la elección de José Luís Rodríguez Zapatero como secretario general del PSOE en el año 2.000. El cambio a última hora de un puñado de votos que Fernández Villa controlaba entre los 'guerristas', cuya candidata era la ex ministra Matilde Fernández, hizo líder del PSOE a Zapatero frente al 'odiado' José Bono, enemigo acérrimo del guerrismo y, por lo tanto, del ex líder minero asturiano. 

Rodríguez Zapatero, ya de Presidente del Gobierno, iniciaba todos los años el curso político en la fiesta minera asturleonesa de Rodiezmo (León). Junto a Villa, Alfonso Guerra, Cándido Méndez (ex Secretario general de la UGT) o el actual Presidente de Asturias y de la Gestora del PSOE, Javier Fernández. Y es que éste fue el último líder de la FSA 'designado' por Villa, el 4 de noviembre del 2.000, frente al candidato del entonces Presidente de Asturias, 'Tini' Areces, con el que Villa estaba enfrentado por el nombramiento de Manuel Menéndez, al que apoyaba el líder del SOMA, al frente de la Caja de Asturias.

Villa, el 'tigre' de Tuilla, fue la figura más poderosa de la Asturias del último cuarto del siglo XX y aún en la primera década del XXI, a pesar de la reducción de la minería, que fue compensada por las inyecciones de fondos públicos para reindustrializar las cuencas mineras, cerca de medio billón de las antiguas pesetas, que ofrecían una renovada fuente de poder.Desde 1978, al frente del SOMA

La biografía oficial de Villa dice que fue readmitido en la empresa minera HUNOSA en 1976, tras la amnistia laboral, y sólo dos años y medio después, siendo casi un desconocido, ascendió al trono del sindicato que Manuel Llaneza fundara en 1910. La no oficial habla de él como confidente de la policía durante el franquismo, lo que él siempre ha negado.

Mítico es su poder, ejercido de manera despótica muchas veces; su cólera; su afán por controlarlo todo, su desconfianza patológica hacía todo lo ajeno; su personalidad 'bipolar' en la que afloraban, a veces, rasgos de ternura y debilidad (su eterna mención -quién sabe si para dar pena- a sus problemas de salud eran habituales).

Un personaje excesivo, en fin, al que no hay que escatimarle sus evidentes logros en favor de la minería y las cuencas asturianas, que lo quería controlar todo, hasta lo que escribían o decían los periodistas que se topaban con él.

Y es que, por ejemplo, son 'históricas' algunas respuestas de cerca de una hora tras la pregunta de algún periodista en un 'canutazo' o rueda de prensa improvisada. O su táctica de dilatar durante horas y días las negociaciones con la administración. 

También forman parte de su biografía encierros, como el del pozo Barredo (Mieres, Asturias), que logró torcer el brazo de Felipe González en la reconversión minera, de las navidades de 1991, o más recientemente, en un par de ocasiones, en el Ministerio de Industria en Madrid.

Sea como fuere, el hombre que lo fue todo en Asturias, el de los puros Montecristo, sinónimo de poder, ha caído en desgracia. Expulsado del PSOE y del SOMA-UGT-FICA, la Fiscalía de Asturias pide cinco años de cárcel para él por apropiación indebida, tras ocultar a Hacienda 1,4 millones de euros y regularizarlos durante la amnistía fiscal de 2012.

La Fiscalía le atribuye a Villa la elaboración de un plan destinado a desviar los fondos del sindicato a su patrimonio personal. "Aprovechando su posición de absoluto control de la entidad", dice el  ministerio público en su escrito, "ideó un plan destinado a desviar fondos del sindicato minero a su patrimonio personal o a sustraer al debido control el uso de los citados fondos conforme a su finalidad legítima". "Utilizó el patrimonio del SOMA como una cuenta personal de gastos en la que, además de los justificados por su actividad de secretario general, añadió otros personales", asegura el Fiscal.La huelga minera de 2012, su fin

La huelga minera de 2012 fue el canto del cisne del viejo sindicalista. Un año después, entre sollozos, en una imagen muy suya, dejaba el sindicato que había gobernado con mano de hierro durante tres décadas y media.

Y Villa desapareció. Desapareció como desaparece poco a poco la minería del carbón que él ayudó a sostener durante años. Desapareció sin hablar con nadie, sin ponerse al teléfono. En su domicilio de Oviedo, con su esposa y sus dos hijos... Se esfumó como si la tierra le hubiera tragado después de que el poder le abandonara antes a él y no pudiera, siquiera, controlar su sucesión al frente del SOMA. Y no 'apareció' hasta que el periódico El País publicó en octubre del 2014 que había intentado regularizar, en la amnistía fiscal de Montoro, 1,4 millones de euros ocultos.

Y cayó en desgracia. Abandonado y repudiado por todos. Antiguos aliados y amigos como Alfonso Guerra o el ex Presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, no se lo querían creer, y afirmaron que el conocimiento de las 'fechorías' de Villa les supusieron un enorme "pesar, incredulidad y enfado". Y Villa siguió desaparecido. Sin hablar con nadie, sin defenderse. Su nombre estaba en boca de todos, en todos los periódicos, las radios, las televisiones, pero él estaba 'escondido' en su casa de Oviedo sin decir 'esta boca es mía'.Recluido en su casa como un ermitaño

Sin acudir a las citaciones de los juzgados, ni de la comisión de investigación del parlamento asturiano, aduciendo siempre problemas de salud. Sin querer siquiera defenderse. José Ángel Fernández Villa parecía un muerto en vida. Abandonado y repudiado por todos daba a entender que él también se abandonaba y repudiaba a sí mismo.

Entre insistentes rumores de que padecía alzheimer, su imagen doliente, con problemas de movilidad, con una inusual melena, acompañado de su mujer, captaba hace unos meses en los alrededores de su domicilio de Oviedo por el diario La Nueva España, fue la única imagen de Villa en años. La imagen de un hombre derrotado. Hundido. Una caricatura de lo que fue un día no muy lejano.

Finalmente el juzgado le declaró apto para declarar y no tuvo más remedio que responder ante la justicia por sus supuestos desmanes. Nada quedaba del otrora todopoderoso Villa en aquel hombre menudo, con la vista hundida, bastón en ristre, pelo cano... que se acercaba a declarar al juzgado el pasado. Allí declaró que "no he robado nada" ni "jamás me apropié" de ningún dinero del sindicato. Tampoco aclaró de donde provenía su fortuna. Incluso no pudo 'justificarla' por provenir de su familia. En este caso el recurso a la herencia familiar 'no colaba', ya que sus padres regentaban un modesto 'chigre' [bar-sidrería asturiano] llamado Casa Hermógenes en su localidad natal, Tuilla.

Ahora el fiscal pide 5 años de cárcel para él y que devuelva al sindicato más de 434.000 euros. La corrupción, la supuesta corrupción, ha atrapado en sus garras al 'tigre' de Tuilla. El hombre que, durante algún tiempo, casi tres décadas, 'gobernó' Asturias subido al castillete de una mina de carbón.

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