Los condenados forman parte de un grupo de 32 presuntos espías relacionados con Teherán cuyo arresto se había anunciado en junio. Los detenidos eran 30 saudíes, un iraní y un afgano vinculados con los servicios de Inteligencia iraníes.
Contra ellos pesaban cargos por formación de una célula de espionaje que colaboraba con la Inteligencia iraní para suministrar secretos e información sensible relacionada con el Ejército y que afectaba a la seguridad nacional y la integridad del país, según Al Arabiya.
Asimismo, los sospechosos también fueron acusados de haberse reunido con el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. También se les acusaba de intentos de sabotaje así como de alta traición contra su país y contra el rey, además de intento de reclutar a personal de las agencias del Estado para que espiaran para Irán.
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