Belgrado y Pristina se habían comprometido en un diálogo mediado por la UE. La Embajada de Estados Unidos en Kosovo ha respaldado estas conversaciones y ha asegurado que, aunque está satisfecho por la ausencia de "confrontaciones", el "aumento del nacionalismo no beneficia a nadie".
"Instamos a todas las partes a evitar la retórica peligrosa a seguir trabajando para la normalización de relaciones y la mejora de las vidas de los ciudadanos de ambos países", ha asegurado la Embajada, que ha descrito a Kosovo como "un país soberano e independiente" --en contra del criterio de Serbia--.
En este sentido, también ha reconocido "el derecho de Kosovo a gestionar quién y qué cruza sus fronteras", después de que las autoridades rechazasen la entrada de un tren pintado con los colores nacionales de la antigua metrópoli y en el que se podía leer: "Kosovo es Serbia".
El presidente kosovar, Hashim Thaci, ha acusado a Serbia de planear la anexión de la zona norte de Kosovo utilizando "el modelo de Crimea", en alusión a la península ucraniana que se anexionó a Rusia en 2014. En la parte septentrional de Kosovo reside una minoría serbia de entre 40.000 y 50.000 personas que no reconoce a Pristina como su capital.
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