Al Maliki advierte del peligro de que la violencia se desborde en Irak

  • El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió del peligro de que la violencia se desborde en Irak, después de que hoy al menos veinte personas murieran, sumándose a las decenas de fallecidos registrados desde hace dos días.

Amer Hamid

Bagdad, 25 abr.- El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió del peligro de que la violencia se desborde en Irak, después de que hoy al menos veinte personas murieran, sumándose a las decenas de fallecidos registrados desde hace dos días.

La muerte de 26 personas en el ataque del pasado miércoles perpetrado por las fuerzas del orden en la plaza de Al Hueiya, punto de protestas suníes en el norte del país, ha sido la chispa que ha desatado nuevos disturbios en el país.

En un discurso a la nación transmitido por televisión, el primer ministro, de confesión chií, alertó hoy de que "si se enciende la discordia no habrá ni ganadores ni vencidos".

"Todos serán perdedores y que se preparen los que la prendieron, tanto dentro como fuera de Irak, porque se van a quemar los dedos", subrayó.

Al Maliki avisó de que las autoridades no tolerarán ninguna agresión contra el ejército y la policía y llamó a todos los iraquíes -en especial a los clérigos y jefes de clanes- a unir sus esfuerzos para evitar que Irak retroceda por el terrorismo.

Además, pidió a las partes que dialoguen dentro de los cauces constitucionales, en una crítica velada a la alianza opositora Al Iraqiya, que ha boicoteado desde febrero las reuniones del Ejecutivo de unidad nacional.

Para el jefe de Gobierno, la red terrorista Al Qaeda y remanentes del disuelto partido Baaz, del difunto dictador Sadam Husein, están detrás de los últimos sucesos en Al Hueiya y Suleiman Bek.

Esta última localidad, en la provincia de Salahedín, se encuentra desde ayer bajo el control de milicianos suníes, que se enfrentaron contra los efectivos de seguridad y tomaron también las aldeas cercanas de Mastul y Lakum.

Hombres armados hicieron explotar una comisaría en Suleiman Bek, de mayoría árabe suní y turcomana y punto estratégico por estar en la ruta que une Bagdad con las provincias del norte del país.

El diputado de Al Iraqiya Ahmed al Mesari denunció hoy, en una rueda de prensa en el Parlamento, que esta zona está siendo bombardeada por el ejército, que quiere recuperar su control.

El bloque opositor reclamó a Al Maliki, también comandante supremo de las Fuerzas Armadas, que retire a las tropas de los lugares de combate y entregue las tareas de seguridad a las autoridades locales, lo que permitiría iniciar el diálogo para salir de la crisis.

Los enfrentamientos más mortíferos en esta jornada tuvieron lugar en la ciudad septentrional de Mosul, donde al menos doce personas murieron y otras cinco resultaron heridas.

Entre los fallecidos hay nueve combatientes suníes y tres policías, aseguraron a Efe fuentes policiales, que agregaron que los choques estallaron después de que el grupo armado -integrado por hombres tribales enojados por el ataque de Al Hueiya- asaltara varias comisarías.

Las autoridades han reforzado la presencia policial y militar en Mosul, detenido a trece milicianos e impuesto el toque de queda.

Al menos tres hombres armados perecieron, además, en choques con el ejército iraquí en la zona de Qara Taba, a 112 kilómetros al norte de Baquba, capital de la provincia oriental de Diyala.

En la ciudad de Faluya, a 50 kilómetros al este de Bagdad, dos agentes de policía murieron y otro resultó herido en choques con combatientes armados, mientras que dos miembros de las milicias progubernamentales suníes "Consejos de Salvación" fallecieron en un ataque contra su puesto de control.

Por otra parte, un soldado falleció en un ataque contra un convoy militar en Albu Uyail, a 15 kilómetros al oeste de Tikrit, capital de la provincia de Salahedín, de mayoría suní.

Otros dos uniformados resultaron heridos en esa misma provincia por el impacto de un proyectil de mortero contra un puesto de control en la zona de Yatrib.

Un grupo armado suní boicoteó un oleoducto que llevaba crudo hacia Turquía en un área al norte de Tikrit, lo que provocó el corte del suministro de petróleo.

Con esta ola de violencia, la distancia entre los suníes y el Gobierno de Al Maliki parece agrandarse a pasos forzados.

Desde el pasado diciembre, varias provincias suníes venían siendo escenario de manifestaciones contra el Gobierno central de Bagdad, en demanda del fin de la discriminación que dicen sufrir.

Los suníes también exigen la liberación de los detenidos sin cargos, la anulación de la ley antiterrorista y la suspensión de condenas a muerte, entre otras peticiones.

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