(ampliación) los detenidos por intentar comprar un riñón lo querían para el heredero de una banda de ladrones serbios


Los cinco detenidos en Tarragona por intentar comprar un riñón a un inmigrante marroquí sin recursos querían el órgano para el hijo del cabecilla del ‘clan de los Radosavljevic’, una banda de ladrones serbios que está implantada en diversos países europeos y que está especializada en el saqueo de viviendas.
La información sobre esta operación fue dada este lunes en rueda de prensa por el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, quien compareció junto a mandos de su cuerpo de seguridad y del director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz.
Cosidó destacó que esta actuación policial prueba que en España existe “tolerancia cero” con el trasplante de órganos, mientras que Matesanz apuntó que este caso de Tarragona era “prototípico” de las actuaciones ilegales para tratar de conseguir órganos para personas que necesitan trasplantes.
Los mandos policiales que comparecieron junto a Cosidó explicaron que este caso de tráfico de órganos fue descubierto en el marco de la ‘operación Eucalyptus’, en la que se ha detenido a 54 miembros del ‘clan de los Radosavljevic’, una banda de delincuentes serbios especializados en robos y en asalto de viviendas. En ella han colaborado la Policía de Múnich (Alemania) y la Policía de Bélgica.
CONVERSACIÓN TELEFÓNICA
En el marco de estas pesquisas, en los que colaboraban las autoridades de Alemania, donde también actuaba este clan, la Policía Nacional captó una conversación telefónica en la que se hablaba de la compra de un órgano.
Se trataba de adquirir un riñón para el hijo del cabecilla del ‘clan de los Radosavljevic’, que necesitaba un trasplante y que estaba siendo sometido a diálisis. Fue un colaborador de la banda, de nacionalidad marroquí y que hacía de chófer de la organización, el que contactó con un compatriota suyo con problemas económicos.
Este ciudadano marroquí, al que el juez ha aplicado la calificación de “víctima-testigo”, accedió a la venta del riñón a cambio de 6.000 euros. En este sentido, Matesanz explicó que este potencial donante acudió a un hospital de Tarragona para iniciar el trámite para ceder su riñón.
El responsable de la ONT explicó que este ciudadano marroquí fue sometido entonces a los trámites en estos casos, lo que incluye una investigación sobre la voluntariedad de la cesión del órgano. Fue en esta fase cuando la víctima se echó atrás y empezó a ser amenazado por la banda de serbios.
Matesanz explicó que, en todo momento, estuvieron coordinados con la Policía para que el trasplante no se llevara a cabo y revelar que lo que estaba sucediendo estaba vinculado a la ‘operación Eucalyptus’ contra esta red de ladrones serbios.
VENTA DE MENORES
En cuando a las actividades delictivas de este grupo, la Policía destacó que basaba sus actividades delictivas en los robos con fuerza en domicilios, para cuya comisión se valían de menores de edad. La investigación ha revelado que la principal vía de captación de estas menores consistía en casarlas con miembros del clan familiar que componía la organización.
Como una supuesta dote, el clan llegaba a ofrecer 100.000 euros por cada niña o incluso más, en función de sus habilidades previas para forzar puertas y acceder a viviendas. La mujer del líder de la organización era la encargada de escoger posteriormente a las mujeres del grupo que cometerían los robos.
Las seleccionadas se desplazaban desde Tarragona a comunidades autónomas de toda España (como la Comunidad de Madrid, Galicia, Islas Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla y León, Asturias, Navarra, Región de Murcia, La Rioja, País Vasco o Cantabria) y también a otros países de Europa.
Una vez en el lugar, el modus operandi consistía en elegir viviendas de zonas de alto poder adquisitivo, a las que acudían haciéndose pasar por turistas en caso de ser identificadas por la Policía o descubiertas por los vecinos. En el interior de los domicilios y en pocos minutos se hacían principalmente con piezas de joyería y dinero en efectivo, botines que después ocultaban en zulos construidos ex profeso en las diferentes ciudades para semanas o meses después recoger lo robado.

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