Una empresa energética pone sus ojos sobre un pequeño pueblo estadounidense que posee una enorme reserva de gas. Manda a dos de sus mejores 'conseguidores' para convencer a los propietarios locales de que vendan sus tierras y busquen una vida mejor con el dinero.
Esa es la premisa de la que parte 'Tierra prometida', la nueva película del comprometido, y controvertido, director estadounidense Gus Van Sant, que además es último ejemplo de cómo el cine de Hollywood denuncia los abusos de las grandes corporaciones.
'Tierra prometida', protagonizada por Matt Damon y que verá la luz en los cines españoles el próximo 19 de abril, aborda el problema del 'fracking', un término anglosajón con el que se conoce un método para extraer gas natural que ha revolucionado el mercado energético y que consiste en la extracción de combustible a través de la fracturación hidráulica de las rocas subterráneas que contienen el gas.
Esta técnica polémica que tiene muchos detractores, pero también fervientes defensores. En EEUU, algunos consideran el 'fracking' como el antídoto a su dependencia energética del exterior, mientras que otra parte de la opinión pública denuncia que se trata de un método de extracción altamente contaminante y nocivo para la salud humana.
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