"Le vamos a cachear señor, póngase usted contra la pared". Es una de las frases que más se ha escuchado en los alrededores del Bernabéu, donde la seguridad ha sido extrema y la calma de la gente y de los cuerpos de seguridad también. La tensión es evidente, pero todo se pide con educación.
La gente está concienciada de que no estamos para bromas. Se registra todo. Y se mira muy bien de arriba abajo el perfil de cada personas que circula. El control es similar en la llegada al campo a los partidos de Champions en los que se registra todo, al contrario que en los partidos de Liga y Copa donde la seguridad, salvo en partidos de alto riesgo, donde sí se producen registros exhaustivos.
El dispositivo empezó a trabajar este viernes con el control de las calles, las alcantarillas y los pisos que rodean al Bernabéu. Ha sido una semana de coches de policía, de sirenas, de helicópteros, de controles de casas. De extrema vigilancia para evitar una catástrofe y para que de lo que mañana se hable sea de los goles del Clásico.
Desde primera hora de la mañana de este sábado, se puso en marcha el despliegue de todas las fuerzas de seguridad, creando tres anillos de seguridad para que al corazón del estadio sólo puedan acceder los aficionados que tengan entrada y los periodistas. El resto tendrá que ver el Bernabéu desde fuera. A 100 metros.
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