Ataques con ácido, un problema silencioso que da la cara en Colombia

  • Los ataques con ácido a mujeres en los últimos días en Bogotá han llamado la atención del Gobierno colombiano y de la sociedad que ha reaccionado alarmada ante un fenómeno que no es nuevo pero solo ahora empieza a tener repercusión y justicia.

Marisol Larrahondo Bernal

Bogotá, 7 abr.- Los ataques con ácido a mujeres en los últimos días en Bogotá han llamado la atención del Gobierno colombiano y de la sociedad que ha reaccionado alarmada ante un fenómeno que no es nuevo pero solo ahora empieza a tener repercusión y justicia.

La agresión con ácido sulfúrico contra Natalia Ponce de León, una sicóloga de 33 años a quien un conocido le arrojó ácido en la cara el pasado 27 de marzo en un barrio de Bogotá, fue el punto de inflexión para que saliera a la luz un hecho que antes, salvo algunos casos, se mantenía casi en el anonimato.

Así lo manifestó a Efe el director de Seguridad Ciudadana de la Policía colombiana, general Jorge Nieto, quien reconoció que en este caso ha sido importante la función de los medios de comunicación.

"Efectivamente estos hechos se han presentado antes en algunas partes del país, pero no habían sido tan visibles, lo que no significa que no fuera un hecho que preocupa", manifestó el general Nieto.

El Gobierno, con el presidente Juan Manuel Santos a la cabeza, ha tomado cartas en el asunto y tras ofrecer recompensas por los agresores, pidió al director de la Policía, general Rodolfo Palomino, "máxima contundencia con matones y abusadores".

El caso de Ponce de León fue la punta del iceberg, pero los ataques no son algo nuevo en el país, pues ya en 2011 la ONG Feminicidio.net denunciaba que Colombia fue en ese año el país del mundo donde se registraron más ataques con ácido o con líquidos inflamables contra mujeres, con 42 casos, un fenómeno que antes era más común en sociedades tribales de la India o Pakistán.

Además del caso citado, en los últimos días fueron denunciados ataques similares a otras dos mujeres: Sorleny Pulgarín, de 23 años, e Inés Carrillo, de 47.

En respuesta a la indignación social, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, manifestó hoy que se estudia una manera de controlar la venta de diferentes tipos de ácidos y sustancias químicas en el país.

Según dijo a Efe el general Nieto, sólo un ácido es de venta controlada en Colombia porque se usa en la fabricación de estupefacientes, pero hay otros que no lo son porque están destinados a la industria o a productos de limpieza.

"Hay insumos que son de común utilización en la industria y en el mercado, es el caso del ácido sulfúrico que fue utilizado en el ataque contra Natalia Ponce de León, así como el ácido muriático que se utiliza para la industria y para el aseo de los baños", dijo.

El general Nieto dijo además que, independientemente de una u otra sustancia, "lo que no se tolera es que se utilice para afectar la vida y la identidad de una persona, por lo general por hechos de intolerancia, de personas con algún problema de comportamiento".

Según especialistas, una persona que es víctima de un ataque con ácido no solo tiene que cargar de por vida con las secuelas físicas sino también con graves problemas sicológicos pues las marcas que deja causan una "pérdida de identidad" en la que la persona no se reconoce a sí misma en el espejo.

La sicóloga de la Corporación Sisma Mujer, Carolina Morales Arias, reconoció con preocupación el aumento de la violencia contra las mujeres en Colombia y específicamente de ataques con ácido.

Morales dijo que por lo general estos ataques tienen que ver con los compañeros o antiguas parejas de las víctimas que responden con estas agresiones a rupturas amorosas.

"La idea que está de fondo en estas manifestaciones de violencia tiene un mensaje implícito de control y dominación sobre la vida de las mujeres", dijo Morales a Efe.

Agregó que el mensaje que dejan allí los agresores es "si no está conmigo no esta con nadie", y afectar físicamente a una persona "es una manera de limitarle la posibilidad de establecer relaciones con otra persona".

Destacó además la importancia de trabajar el aspecto sicológico de las víctimas porque en muchos casos llegan a sentirse culpadas de su propia tragedia.

"Muchas veces las mujeres piensan que lo que les pasó es por culpa de ellas y no por responsabilidad del agresor. Muchas sienten que por ser mujer o por no haber visto el riesgo en el que estaban, o por no haber terminado una relación a tiempo, las responsables son ellas", añadió.

Morales enfatizó en la necesidad de que el Estado rompa todos los obstáculos de acceso a la justicia para las mujeres para que los agresores sean debidamente investigados y sancionados.

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