Naciones Unidas.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy un esfuerzo para encontrar de forma negociada una solución que permita que Jerusalén pueda ser la capital de dos Estados y recordó a Israel en que los asentamientos en la zona oriental de esa ciudad son contrarios al derecho internacional.
"La construcción de asentamientos de Israel en los territorios palestinos ocupados, la anexión de Jerusalén Este -que sigue siendo parte de ese territorio- y su bloqueo de Gaza están obstaculizando los esfuerzos de paz en Oriente Medio", advirtió hoy Ban para reclamar la reanudación de las estancadas negociaciones de paz sobre el conflicto palestino-israelí.
Durante su intervención en una reunión del Comité de Naciones Unidas sobre el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, Ban reconoció que "ante la ausencia de negociaciones, la confianza entre las partes ha disminuido".
"Las tensiones han aumentado en Jerusalén Este. La gente en Gaza y el sur de Israel sigue siendo víctima de la violencia", dijo el máximo responsable de la ONU, quien advirtió que "si no se avanza pronto en el proceso político, se corre el riesgo de retroceder".
Ban expresó su preocupación porque "aunque Israel haya restringido la construcción de asentamientos en Cisjordania, la actividad y el apoyo financiero para la expansión continúan tanto allí como en Jerusalén Este".
"La construcción de asentamientos viola el derecho internacional y contraviene la Hoja de Ruta, por la que Israel está obligado a detener toda actividad de asentamiento, incluido el llamado 'crecimiento natural'", recordó Ban, quien aseguró que esta situación "no va en interés de nadie".
En su opinión, el desarrollo de asentamientos por parte de Israel "socava la confianza entre las partes, parece prejuzgar el resultado de futuras negociaciones, y pone en peligro la base de la solución de los dos Estados".
En Jerusalén Este se han producido, según el surcoreano, "una serie de acontecimientos preocupantes que no sólo han avivado las tensiones en la ciudad, sino que también tienen el potencial de poner en peligro la estabilidad en la región".
Entre esos hechos, citó que Israel continúe con "la demolición de casas, desalojos y revocación de documentos de identidad de los palestinos, así como sus planes para ampliar las infraestructuras para asentamientos".
"Merece la pena reiterar que la comunidad internacional no reconoce la anexión israelí de Jerusalén Este, que sigue siendo parte del territorio palestino ocupado", insistió el mandatario.
Por ello, abogó por encontrar una solución, por la vía de la negociación, para que Jerusalén pueda ser la capital de los dos Estados (Israel y un futuro Estado palestino), "con acuerdos sobre los lugares sagrados que sean aceptables para todos."
En cuanto a Gaza, Ban señaló que un año después del fin de las tres semanas de ofensiva militar de Israel contra Hamás, "ni las cuestiones que llevaron al conflicto, ni sus consecuencias han sido totalmente corregidas".
En ese sentido, recordó que "las responsabilidades por la violación de la legislación internacionales de derechos humanos no se han atendido adecuadamente", tal y como pedía una misión independiente de la ONU, que determinó que las fuerzas israelíes y los militantes palestinos "podrían haber cometido crímenes de guerra graves".
"Pido a Israel y las autoridades palestinas competentes -dijo Ban ante el comité de Naciones Unidas- que lleven a cabo sin demora investigaciones internas creíbles sobre las numerosas denuncias relativas a graves violaciones de los derechos humanos".
Durante su intervención, el secretario general también expresó una "preocupación especial" por la grave situación humanitaria que se vive en Gaza, donde "la cantidad permitida de suministros humanitarios y de otra naturaleza es insuficiente para satisfacer las necesidades de la población o para permitir su urgente reconstrucción".
Pidió a Israel que acabe con ese "inaceptable y contraproducente bloqueo y respete plenamente el derecho internacional", al tiempo que dijo estar preocupado también por quienes habitan al sur de ese país, que "viven con el temor al constante fuego de mortero y cohetes procedente de Gaza", por lo que pidió el cese de "la violencia y los ataques contra civiles israelíes".
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