Las dos caras de Cifuentes: brusca en la Comisión y reina del' selfie' a la salida

  • Cifuentes se mostró nerviosa e irritada en la comisión por el caso del restaurante de la Asamblea y acusó a Cs, PSOE y Podemos de formar un "tripartito de la Inquisición".

    Al salir de la comisión estaba pletórica, repartiendo besos a aquellos que la acompañaban entre 'selfie' y 'selfie' y bromeando que con tanto beso "se le quitaba el maquillaje".

Las dos caras de Cifuentes: ruda en la Comisión y reina del' selfie' a la salida
Las dos caras de Cifuentes: ruda en la Comisión y reina del' selfie' a la salida

Progresista en un partido conservador. Amable, pero con mano de hierro. Cifuentes siempre ha sido la reina de la dualidad y en su comparecencia ante la comisión de corrupción de la Asamblea de Madrid ha quedado más patente que nunca.

En la sala de la comisión se vio una de las caras menos conocidas del nuevo mirlo blanco del PP, la líder 'in pectore' contra la corrupción. En esa sala, Cifuentes se ha mostrado nerviosa e irritada, dura, en algunos casos acelerada. Ha chocado su reacción ante las intervenciones del diputado de Ciudadanos, partido al que ha llegado a acusar de formar junto al PSOE y Podemos un "tripartito de la Inquisición" y que, paradójicamente, es su 'socio' en el gobierno.

La tensión se ha elevado hasta tal punto, que cuando Zafra le ha pedido que se tranquilizara, ha espetado furiosa: "Estoy calmadísima. Ustedes acaban de llegar, pero la democracia estaba mucho antes. Y ustedes, que tienen un buen número de imputados, por lo menos 20, no nos van a dar lecciones ni a mi grupo ni a mi gobierno de honradez y honestidad".

"Cifuentes es una persona muy amable, cariñosa con todo el mundo, pero tiene mucho carácter. Hoy se le ha faltado al respeto y ha respondido con firmeza ante una comisión que no pretendía conocer la verdad, sino menoscabar su imagen pública", asegura uno de sus colaboradores.Selfies y besos tras la tensión en la comisión

Poco le ha durado, sin embargo, la actitud hostil. Al salir de la comisión apareció la otra Cifuentes. Estaba pletórica, repartiendo besos a aquellos que la acompañaban entre 'selfie' y 'selfie' y bromeando que con tanto beso "se le quitaba el maquillaje". "Se me ha hecho corta la comparecencia, me ha faltado tiempo", ha dicho en tono jovial.

"Hay que entender que para ella ha sido un alivio. Estaba contenta por haber pasado ya el trago y por ver que hay mucha gente que la apoya y cree en ella. Es lógico que no te comportes igual con quien te ataca sin motivo que con quien te muestra su cariño", continúan desde su equipo para justificar a esa Cifuentes poco templada que sorprendía a todos.

Sin embargo, es precisamente esta doble cara la que le ha llevado a lo más alto del gobierno regional. Ha sabido complementar su defensa del colectivo LGTB y su discurso de tolerancia cero contra la corrupción, con políticas más conservadoras como la privatización de la sanidad o con guardar en su despacho piedras que lanzaban a la Policía durante su etapa como Delegada del Gobierno.

Todo ello le sirvió para ganarse al sector aguirrista, en tanto que tenía un discurso firme y sin complejos, así como al más proclive a Gallardón, con una imagen más moderna, combinando así las virtudes de las dos figuras políticas populares más poderosas que ha conocido Madrid. Tanto es así, que su nombre ha llegado a sonar como sucesora de Rajoy.

Ahora, más que nunca, deberá nadar en dos aguas para mantenerse en su puesto y seguir contando con el apoyo indispensable de un Ciudadanos con el que ha estado a punto de perder los papeles por la corrupción.

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