(EP). Casi 60.000 personas han firmado a través de Internet en apoyo a la propuesta de reforma de la ley de partidos elaborada por el Foro +Democracia, una iniciativa que cuenta entre sus promotores con exministros como Josep Piqué (PP) y Jordi Sevilla (PSOE) y personalidades académicas como Victoria Camps o Fernando Vallespín.
Según ha informado el foro en un comunicado, sus responsables han presentado ya un texto articulado de reforma de la ley al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, y próximamente quieren reunirse con el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba; el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, así como con representantes de otros grupos para pedirles que promuevan una comisión en el Congreso para impulsar la reforma de la ley.
El texto elaborado por esta organización pretende generalizar elecciones primarias abiertas para designar candidatos, elecciones directas a los cargos internos de los partidos, suprimir la disciplina de voto de los cargos electos y obligar a las formaciones a cumplir su programa electoral como si fuera un contrato, entre otras apuestas.
Este foro surgió a principios de año con el objetivo de contribuir al debate público desde la convicción de que la democracia exige un ejercicio continuo de responsabilidad entre ciudadanas y ciudadanos comprometidos.
Entre sus miembros figuran los exministros Jordi Sevilla (PSOE) y Josep Piqué (PP), y expertos y altos cargos como Victoria Camps, Fernando Vallespín, Antoni Gutiérrez-Rubí, Joan Navarro, José Antonio Zarzalejos, Nagore de los Ríos, Emilia Sánchez, José Antonio Gómez Yáñez, Adela Cortina y Manuel Villoría.Más de 100 propuestas
El pasado mes de mayo el Foro +Democracia puso en marcha un debate sobre la reforma de la Ley de Partidos en el que participaron medio millar de personas inscritas y se recibieron más de un centenar de propuestas que han dado como fruto un proyecto de ley articulado.
El texto lo ha prologado la filósofa Victoria Camps, que argumenta que los partidos politicos se han convertido en "maquinarias para organizar elecciones y han descuidado el poder formativo y auténticamente representativo de que eran depositarios" y no demuestran voluntad de corregir los "vicios adquiridos".
Ello hace que los partidos sean vistos como "instrumentos de iniciación en la carrera política", una carrera que "no exige tanto formación cuanto obediencia".
Camps admite que en la Transición el peligro más temido por los constituyentes fue la falta de estabilidad y eso condujo a crear "partidos fuertes, homogéneos y cerrados en sí mismos, temerosos de albergar conciencias excesivamente críticas", y la unidad interna se convirtió en más importante que la interacción con los ciudadanos.
Por eso sostiene que ahora, "felizmente lograda la transición a la democracia, la obsesión por la estabilidad política no debe ser ya un imperativo irrenunciable" y sería "una irresponsabilidad" de los partidos seguir "dando largas" a su regeneración.
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