Clinton deberá decidir antes del 21 de febrero si aprueba oleoducto Keystone

  • La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, deberá decidir antes del próximo 21 de febrero si aprueba la construcción del polémico oleoducto Keystone XL, que se extendería desde Canadá hasta el Golfo de México.

Washington, 3 ene.- La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, deberá decidir antes del próximo 21 de febrero si aprueba la construcción del polémico oleoducto Keystone XL, que se extendería desde Canadá hasta el Golfo de México.

Según confirmó hoy la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, Clinton quedó sujeta a ese plazo cuando el presidente Barack Obama firmó el proyecto de ley presupuestaria para el resto de 2012, el pasado 23 de diciembre.

"Esa ley daba a la secretaria de Estado 60 días desde el 23 de diciembre para conceder un permiso para el oleoducto o justificar por qué no se concede un permiso", explicó Nuland en su conferencia de prensa diaria.

"Usaremos nuestros 60 días. Estamos analizando las provisiones del proyecto Keystone y tomaremos una decisión consistente con las leyes relevantes", añadió.

Obama, que delegó en Clinton la evaluación del oleoducto, impuso en un principio el 1 de enero de 2012 como fecha límite para tomar una decisión al respecto.

No obstante, a principios de noviembre, el Departamento de Estado decidió evaluar una ruta alternativa que esquivara un área protegida en Nebraska, lo que aplazaba su veredicto sobre el asunto hasta después de las elecciones de 2012.

Los congresistas republicanos reaccionaron vinculando al proyecto presupuestario una provisión que obligaba al Gobierno a tomar una decisión sobre el proyecto, valorado en 7.000 millones de dólares.

El conducto se extendería a lo largo de 2.735 kilómetros, para transportar petróleo desde Alberta (Canadá) hasta la costa de Texas, y en un principio se preveía que atravesara los estados de Montana, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas y Texas.

El proceso de evaluación ha puesto en una posición incómoda al Departamento de Estado, acusado por los críticos del proyecto de tener lazos demasiado cercanos con la compañía canadiense encargada de construirlo, Trans-Canada.

Según las autoridades estadounidenses, el proyecto podría crear al menos 5.000 empleos sólo en el sector de la construcción en Estados Unidos, por cada año que dure la edificación.

De acuerdo con los sindicatos, también ayudaría a reducir la dependencia del petróleo extranjero, especialmente de la convulsa región de Oriente Medio, y orientaría la cooperación hacia Canadá, un Gobierno estable que ya es en la actualidad el principal suministrador de petróleo de Estados Unidos.

Para los detractores de Keystone XL, el número de empleos que podría crear palidece frente a los daños ambientales que ocasionaría en la zona, especialmente por un incremento en la emisión de gases y la desestabilización de los ecosistemas de la costa.

Según los grupos ecologistas, el oleoducto podría incrementar además el coste de la gasolina, al reorientar el excedente de petróleo en la zona central del país.

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