Sánchez atraviesa su crisis más acentuada

La ruptura de las coaliciones en Europa planea sobre el pacto entre PSOE y UP

Los politólogos dicen que lo más común es "escenificar una ruptura", sin embargo, añaden que ahora no es el momento ya que las encuestas no son buenas y el fantasma de Vox planea sobre el Consejo de Ministros.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz
Las coaliciones, un modelo poco exitoso en Europa que ahora padece el Gobierno.
Europa Press

"Lo habitual es que cuando gobiernan dos partidos en coalición, y su relación es mala, se rompa meses antes de unas elecciones", sostiene Ignacio Martín, vicepresidente de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración (AECPA). Para Martín esto se debe a que la fuerza con más apoyo parlamentario "intenta hacerse con los votos del partido pequeño para gobernar en solitario", mientras que la formación con menor representación, "se ve sumiso y sin visibilidad dentro del Ejecutivo" y busca un 'cisma' para "mejorar los resultados en las próximas elecciones". 

Con el precio de luz más caro de la historia, en medio de una crisis de suministros sin precedentes y con los fondos europeos en la antesala a la espera de reformas, Unidas Podemos se muestra 'iracundo' tras ver como su gran objetivo (derogar la reforma laboral de Rajoy) se le escapa, lo que ha abierto una nueva crisis dentro del Ejecutivo. Este escenario abre un abanico de posibilidades, que pueden invitar a un adelanto electoral. Ante esta incógnita, el periódico La Información ha tratado de hacer un ejercicio de política comparada con el resto de coaliciones de gobierno que ha habido en los últimos años en los países de nuestro entorno para determinar qué posibilidades existen de que esta legislatura no termine según lo previsto. 

El vecino más cercano que tiene España con experiencia en las coaliciones de gobierno es Italia. Hoy es Mario Draghi quien lidera un gabinete junto con diversas fuerzas políticas, sin embargo, esta fórmula de aglutinar varios partidos lleva unos cuantos años acumulando fracasos en el país italiano. Así, en mayo de 2018, se anunció el 'Gobierno del Cambio', liderado por el independiente Giuseppe Conte y apoyado por la Liga Norte (un partido nacionalista conservador) y el Movimiento Cinco Estrellas (una fuerza populista de izquierdas). 

Pero el experimento apenas duró un año y, tras una crisis de gobierno con el líder de la Liga Norte, Conte dimitió. Casi diez días después, volvió a coger las riendas del país, manteniendo en el gabinete al Movimiento Cinco Estrellas y añadiendo a un partido centrista (Italia Viva). No obstante, un año y medio más tarde, -y en plena crisis de la Covid- este último salió del gobierno, provocando la dimisión definitiva de Conte.

Pero esta inestabilidad italiana también la sufrió Irlanda. En el año 2011 -cuando los comicios estaban a la vuelta de la esquina- los 'verdes' abandonaron la coalición de gobierno que mantenían con Fianna Fáil (un partido de izquierdas), alegando que Brian Cowen (el primer ministro) "no tenía credibilidad" y era el político "más impopular de la isla". Un caso parecido ocurrió en Grecia en el año 2019. Panos Kamenos, ministro de Defensa y líder del partido minoritario de la coalición, dejó el ejecutivo que dirigía el izquierdista radical, Alexis Tsipras, por acordar el cambio de nombre de Macedonia. Algo que sorprendió a la opinión pública ya que ni la austeridad que marcó Bruselas, ni los incendios en la península -donde murieron 100 personas- pudieron romperla.

Una realidad que también han sufrido los países nórdicos. En Noruega, el Partido del Progreso (de tendencia derechista) dejó en 2020 el gabinete tras la supuesta repatriación de una terrorista islámica, que precipitó un adelanto electoral. Mientras que en Dinamarca -en 2014- varios ministros -que pertenecían al partido minoritario del Gobierno- dejaron sus cargos, a falta de un año para las elecciones, tras la entrada del banco de inversiones Goldman Sachs en una empresa pública. En Europa del Este, Polonia ha sido el último país en sufrir los efectos perversos de una coalición. Hace un par de meses el ejecutivo se partía después de que el primer ministro -Mateusz Morawiecki- destituyera a su viceprimer ministro, que era el líder de la otra formación que completaba el gabinete. Esta experiencia de gobierno entre las dos fuerzas conservadoras tan solo duró dos años.

La coalición de Gobierno belga se fracturó en 2018 después de que el partido nacionalista flamenco decidiese abandonarla por la decisión del primer ministro, Charles Michel, de firmar el Pacto Mundial para la Migración de la ONU. 

Solo dos países han conseguido alcanzar el éxito por medio de esta fórmula: Alemania y Luxemburgo. Los primeros crearon 'La Gran Coalición', un acuerdo de gobierno entre socialdemócratas y conservadores (que eran los dos partidos con mayor representación en el Bundestag) que duró toda una legislatura. Mientras que los segundos renovaron en 2018 la coalición formada por tres partidos de centroizquierda, que llevan gobernando desde que sacaron del poder -después de 18 años- al partido conservador de Jean-Claude Juncker.

El politólogo José Rama asegura que "a quien menos le interesa que el Gobierno se rompa es a Podemos". Esta afirmación la sustenta con tres argumentos: "Primero, están faltos de liderazgo; segundo, pueden tener una división interna que ahonde en su desescalada electoral y, por último, se han convertido en un partido mainstream, al incorporarse al Gobierno, que no les ha beneficiado en su proyección electoral, sino todo lo contrario, les ha oscurecido su actividad dentro del Ejecutivo. "Yo creo que la legislatura va a llegar hasta el último año (2023)", dice Pedro Riera, codirector del máster en Análisis Político y Electoral de la Universidad Carlos III, que prosigue, "existen muchos intereses dentro de la coalición, como la recuperación económica o evitar la entrada de Vox".

Miguel Anxo Bastos, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago de Compostela, afirma que antes de unas elecciones "lo más habitual es escenificar una ruptura", pero advierte de que "eso no siempre sale bien". Por último, añade que "todo depende" de "las relaciones durante el mandato y las expectativas a seguir". Quizá sea esto último lo que genere más tensión dentro de la coalición. Así, el politólogo noruego, Kaare Strom, que hoy imparte clases en la Universidad de San Diego (EEUU), publicó una teoría que dividía a los partidos en tres categorías: los que buscan votos, los que quieren cargos o los que persiguen cambios en las políticas. La esencia del PSOE es ser un partido 'atrapalotodo' (que maximiza votos), mientras que Unidas Podemos se encuadra más en la última categoría de Strom, dos actitudes, que pueden ser compatibles, pero que dificultan una relación a futuro.

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