Condenado a 30 años de cárcel por asesinar a su tía tras acusarla de bruja

  • Un tribunal de Papúa Nueva Guinea condenó a 30 años de prisión a un hombre que asesinó a su tía con un hacha tras acusarla de brujería, informan hoy los medios locales.

Sídney (Australia), 22 abr.- Un tribunal de Papúa Nueva Guinea condenó a 30 años de prisión a un hombre que asesinó a su tía con un hacha tras acusarla de brujería, informan hoy los medios locales.

Saku Uki Aiya, de 21 años, fue encontrado culpable de un "brutal, bárbaro y sin sentido" asesinato tras un juicio de dos días en la corte de Enga, en las Tierras Altas de la región norte de las nación del Pacífico.

Aiya y dos cómplices, que permanecen en libertad, acudieron en 2010 a la casa de su tía para ajusticiarla con cuchillos y hachas tras acusarla de la muerte del hermano menor de Aiya.

El comandante de la policía local, Simon Mek, declaró al diario "The National" que se trata del primer caso de asesinato relacionado con brujería que había sido llevado a una corte nacional.

Mek explicó que se informa de muchos casos, pero que raramente llegan a los tribunales nacionales ya que son juzgados tradicionalmente en las comunidades.

En Papúa Nueva Guinea, donde está muy extendida la ignorancia y el temor a los poderes mágicos, existe desde 1971 la Ley de Brujería, que prohíbe realizar "magia negra o hechizos para causar daño" y permite denunciar, agredir y matar a las personas acusadas de brujería, aunque estas acusaciones son difíciles de probar.

Naciones Unidas exigió a principios de mes al Gobierno papuano la derogación de la Ley de Brujería tras el aumento en la cifra de ejecuciones extrajudiciales por acusaciones de brujería.

El primer ministro papuano, Peter O'Neill, se comprometió a derogarla, aunque no dio una fecha concreta.

Amnistía Internacional (AI) estima que cada año se producen al menos 150 casos de linchamiento y ajusticiamiento de personas relacionadas con la hechicería, aunque es probable que el número sea mucho más elevado dado que la mayoría de las muertes ocurren en áreas aisladas y la mayoría no son denunciadas.

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