Vigo, 6 jun.- La sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a 23 años de cárcel a los tres secuestradores de la exdirectiva e hija de uno de los socios del astillero vigués MCíes, Saray Seoane, a quien retuvieron durante más de 20 horas en noviembre de 2009, han informado fuentes judiciales.
A dos de los condenados, Francisco y Óscar Pascual, padre e hijo y excompañeros de trabajo de la víctima, el juez les impone sendas penas de seis años y ocho meses de prisión, por los delitos de detención ilegal y lesiones, y a su compinche, Carlos Sánchez, diez años y tres meses al añadirle el delito de robo con intimidación.
El ministerio fiscal solicitaba para los acusados 27 años de cárcel y los abogados de la defensa, la libre absolución de sus patrocinados, al alegar la violación de sus derechos fundamentales por los pinchazos telefónicos y los registros domiciliarios practicados por la policía en el marco de las investigaciones.
En el registro del galpón de O Grove, propiedad de la familia Pascual y en el que supuestamente la víctima pasó su cautiverio, la policía halló restos de ADN de dos de los acusados en colillas, varias prendas de ropa y en unas bridas y un trozo de cinta con los que supuestamente maniataron a la exdirectiva del astillero.
Al tercero de los acusados, la víctima, que estuvo durante todo el secuestro con la cara tapada, lo reconoció por la voz y por las constantes toses y carraspeos que durante años había escuchado en las oficinas del astillero.
En el ordenador portátil que le fue intervenido a Carlos Amoedo, con varios antecedentes por diversos delitos, en el momento de su detención, se hallaron archivos de búsqueda de información sobre secuestros exprés y conversaciones de "Messenger" para vender el anillo y el reloj que le quitó a la víctima cuando estaba retenida.
El secuestro de Saray Seoane se produjo a primera hora del 26 de noviembre de 2009, cuando fue introducida a la fuerza en una furgoneta a la entrada del astillero MCíes, en Vigo, amordazada y maniatada con cinta, y conducida hasta un galpón en la localidad pontevedresa de O Grove.
Allí fue inmovilizada con bridas, le taparon la cara con un pañuelo y la amenazaron de muerte con una jeringuilla que, según le decían, contenía sangre infectada con sida, y luego con una pistola, con la que primero le metieron el cañón en la boca y después le golpearon en el cuello.
En varias llamadas telefónicas, los secuestradores pidieron a su padre un rescate de dos millones de euros que fueron rebajando hasta los 82.000 euros, aunque no se llegó a producir ninguna entrega del dinero, y finalmente fue puesta en libertad hacia las 05:00 horas del 27 de noviembre en una cuneta de la autovía del Salnés.
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