Conservadores que dimitieron por protestas son favoritos en comicios búlgaros

  • Bulgaria afronta mañana unas elecciones parlamentarias anticipadas en un ambiente de descontento social y apatía por las estrecheces económicas, y con los conservadores que dimitieron el pasado febrero por las protestas populares como favoritos.

Vladislav Púnchev

Sofía, 11 may.- Bulgaria afronta mañana unas elecciones parlamentarias anticipadas en un ambiente de descontento social y apatía por las estrecheces económicas, y con los conservadores que dimitieron el pasado febrero por las protestas populares como favoritos.

La decepción con la clase política amenaza con traducirse en una abstención de hasta el 48 por ciento, ocho puntos por encima de la de los comicios de 2009, aunque esta cifra no supone ningún récord en el país más pobre de la UE y donde los niveles de corrupción son aún muy altos.

Los comicios se celebran tras la dimisión en febrero del Ejecutivo conservador del populista Boiko Borisov, tras días de protestas callejeras que revelaron el malestar por el bajo nivel de vida y la decepción con una clase política que ha perdido el crédito entre grandes capas de la población.

En un país con un salario medio de 350 euros mensuales, los altos precios de la electricidad y el gas en pleno invierno fueron el detonante de la ira popular.

Según los últimos datos de Eurostat, el 22 % de los 7,3 millones de habitantes del país vive con el salario mínimo de 155 euros, mientras que casi la mitad de la población -un 49 %- corre el riesgo de caer en la pobreza.

Las manifestaciones del pasado enero y febrero reflejaron el creciente resentimiento contra la clase política, al no haberse cumplido las promesas de bienestar con la entrada del país en la UE en 2007.

Así, las críticas ciudadanas no han sido solamente contra las medidas de austeridad y la congelación de salarios y pensiones, sino también contra todas las fuerzas que han tenido responsabilidades de gobierno tras la caída del comunismo en 1989.

Junto a las protestas se produjo además una oleada de inmolaciones a lo bonzo que causó la muerte de seis personas en tres meses, todos ellos parados y desesperados por su situación económica.

Según las últimas encuestas, los conservadores Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB) lograría entre el 23 y 32 por ciento de los votos, por debajo del 39,7 por ciento de las últimas elecciones generales de 2009.

Su principal contrincante, el Partido Socialista, obtendría el 20,4 por ciento de los apoyos, con lo que mejoraría en tres puntos sus últimos resultados.

Otros dos partidos que superarían el umbral mínimo del 4 por ciento para entrar en el Parlamento de 240 escaños son el partido de la minoría turca DPS, con hasta el 11,6 por ciento, y el ultranacionalista Ataka, con un ocho por ciento.

Por temor a posibles irregularidades, cinco partidos han encargado al Instituto austríaco de Investigaciones Sociales (SORA) un recuento paralelo de los votos, algo que no se producía desde las primeras elecciones democráticas -en 1990- tras la caída del comunismo.

En función de los resultados, se podría llegar a una situación sin una clara mayoría, lo que haría complicado pactar una coalición y la formación de un Gobierno debido a los enfrentamientos entre todas las fuerzas parlamentarias.

Esta situación abre la posibilidad, según varios analistas, de que el resultado electoral lleve a un callejón sin salida que obligue a convocar nuevas elecciones tras el verano.

"Por primera vez desde 1990 no se puede indicar quién será el vencedor de estas elecciones", declaró el sociólogo Tsvetozar Tomov a la agencia privada de noticias Mediapool.

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