En plena crisis de crecimiento, Podemos intenta retomar la iniciativa

El líder de la izquierda radical española, Pablo Iglesias, intentaba este viernes apagar el incendio en su partido Podemos, cuyos militantes temen una ruptura en la cúpula, tras su decisión de cesar al número tres.

El líder de Podemos tiene previsto presidir este viernes una reunión con los principales dirigentes territoriales, dos días después de haber cesado al hombre que los coordinaba, Sergio Pascual, próximo del número dos de la formación, Íñigo Errejón.

Se trata de "explicar su decisión", declaró a la AFP Carolina Bescansa, miembro de la dirección y cofundadora del partido.

La reunión tiene lugar después que el cese de Pascual haya sido presentado por una parte de la prensa como una apertura de hostilidades entre Iglesias y Errejón, director de todas sus campañas.

"Errejón prepara el contraataque por el control de Podemos", tituló este viernes el rotativo El País, tradicionalmente cercano al Partido Socialista.

El contexto es delicado en un momento en que Podemos, tercera fuerza política del país, quiere negociar con los socialistas para formar un gobierno de coalición. Pero el partido de Iglesias, que exige la vicepresidencia del gobierno, estaría muy debilitado si la hostilidad se confirmara.

La crisis también coincide con la división que hay en el seno de los socialistas sobre un acercamiento a Podemos, al que se oponen algunos barones.

Una coalición de ese tipo sustituiría a la derecha, en el poder desde 2011 y fue la más votada en las legislativas del 20 de diciembre, pero sólo con el 28,7% de los sufragios tras cuatro años de austeridad.

Algunos quieren ver en esta crisis una guerra entre los partidarios de una línea moderada, encarnada por Errejón, que desearía la pronta instauración de un gobierno de izquierdas para sustituir al ejecutivo de Mariano Rajoy, y los de una línea más radical, opuesta a que Podemos extienda una alfombra roja para los socialistas, y por ello favorable a nuevas elecciones.

Desde el anuncio de la destitución, el brazo derecho de Iglesias se ha mantenido en silencio, alimentando, incluso entre militantes, los temores a ruptura en el seno del partido.

Iglesias y Errejón, profesores de ciencias políticas de 37 y 32 años respectivamente, eran considerados hasta ahora muy cercanos. "Una disputa entre ellos podría destruir el partido", declaró este viernes a la AFP, un militante, Tristan Duanel.

Bescansa niega cualquier divergencia estratégica. "Todos estamos de acuerdo en que el camino es un gobierno de coalición" con los socialistas y los aliados territoriales de Podemos, dice.

"No existe ninguna división dentro de la dirección de Podemos", añade.

Sobre el fondo, Bescansa admite que Podemos sufre "una crisis de crecimiento, que no es la primera".

Antes de cesar a Sergio Pascual en sus funciones, Iglesias tuvo que lidiar con la dimisión de diez miembros de la dirección de Podemos en Galicia y después en la región de Madrid.

Sergio Pascual no supo evitar "movimientos de desestabilización internos", dice Bescansa, antes de explicar que Podemos no puede dejar emerger "grupos organizados dentro del partido que operan en bloque por una serie de intereses construidos sobre otros asuntos", que no tienen que ver con sus ideales.

"Pasar de 40 personas en el teatro del barrio de Lavapiés (Madrid) a este cuarto piso" del Congreso de los diputados "es difícil", dice.

"Es difícil que tenga un crecimiento armónico", añade la fundadora de este partido compuesto a la vez por representantes de plataformas ciudadanas 'indignadas', antiguos comunistas o ecologistas y organizaciones de la sociedad civil.

Une visión confirmada a la AFP por el politólogo de la universidad Carlos III de Madrid, Pablo Simón, que considera que Podemos todavía busca su modelo. "Un partido más de cuadros o más de movimientos", un partido "centralizado o descentralizado en la toma de decisiones", explica el experto.

No obstante, tiene poco tiempo para resolver estas cuestiones, en la cuenta atrás para que los partidos logren encontrar una fórmula de gobierno antes del 2 de mayo, sin lo cual, y según la Constitución española, se convocarán nuevas elecciones.

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