Cristina Fernández, de la algarabía popular al duelo íntimo en cinco días

  • La presidenta argentina, Cristina Fernández, pasó sin escalas de los festejos masivos por su contundente reelección a la reclusión en su casa de la remota Patagonia para recordar en privado el primer aniversario de la muerte de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner.

Natalia Kidd

Río Gallegos (Argentina), 28 oct.- La presidenta argentina, Cristina Fernández, pasó sin escalas de los festejos masivos por su contundente reelección a la reclusión en su casa de la remota Patagonia para recordar en privado el primer aniversario de la muerte de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner.

La mandataria optó por honrar en solitario la memoria de su esposo y suspendió su agenda pública. Ni siquiera acudió a la Cumbre Iberoamericana que comienza hoy en Asunción (Paraguay) y donde podría haber celebrado con sus pares de la región el arrollador triunfo que se apuntó en las elecciones del pasado domingo.

También decidió cancelar la escala de dos días que planeaba hacer en Barcelona (España) la próxima semana antes de viajar a Cannes para participar en la cumbre del G20, que se celebrará entre los días 3 y 4 de noviembre.

En menos de una semana, Fernández hizo historia en Argentina al convertirse en la primera presidenta americana reelegida para el cargo e imponerse forma arrolladora en las elecciones generales, para luego retirarse y recordar en privado a su esposo.

Desde la muerte de Kirchner, que falleció a los 60 años de un paro cardiaco mientras descansaba con su esposa en su residencia de El Calafate, Fernández se ha quebrado muchas veces en público, sin embargo, aunque de riguroso luto, el pasado domingo apareció exultante en las celebraciones por su reelección y dedicó su triunfo a su esposo, el "gran fundador de esta victoria", dijo.

La mandataria se mostró sonriente, entusiasta y hasta bailó animadamente y se abrazó con seguidores anónimos en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, pero no se olvidó de la solemnidad para referirse a Kirchner.

"Es un mes muy especial. Estamos apechugándola y lo vamos a hacer porque tenemos que aprender de lo fuerte que era él, de lo fuerte que era él, y, además, él está aquí hoy más que nunca, estoy segura", afirmó ante miles de seguidores que celebraron su reelección en las calles de Buenos Aires.

En contraste, ayer, en Río Gallegos, la tierra natal y última morada de Kirchner, optó por el silencio y la compañía de sus hijos para encabezar la ceremonia privada del traslado de los restos del expresidente a un monumental mausoleo en el cementerio local.

En este día especial, la mandataria ni siquiera quiso tener un breve contacto con el casi centenar de militantes que se acercaron hasta las puertas del camposanto para rendir homenaje a Kirchner.

Apenas un reducido grupo de familiares y altos cargos del Gobierno participaron en la ceremonia "íntima" ordenada por la presidenta, cuya guardia de seguridad colocó empalizadas para evitar el registro de cualquier imagen desde el exterior.

"Queríamos ver a Cristina, pero, en fin, la entendemos...", dijo a Efe Bruno Silica, un artista plástico venido desde la norteña provincia de Tucumán con dos gigantescos retratos de la pareja presidencial que pretendía obsequiar a la mandataria.

Tras la ceremonia, que duró cerca de una hora, Fernández partió junto a sus hijos, Florencia y Máximo, y la novia de éste, Rocío, hacia su residencia en Río Gallegos, donde siete de cada diez personas la votaron el pasado domingo y le perdonan su ostracismo.

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