Dudas sobre la independencia futura del Consejo de DDHH de la ONU tras sesión

  • El Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU cierra hoy su 18 sesión plenaria, que comenzó el pasado día 12, con sombras en el horizonte acerca de su futura independencia para examinar el comportamiento de los Estados en esta materia.

Ginebra, 30 sep.- El Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU cierra hoy su 18 sesión plenaria, que comenzó el pasado día 12, con sombras en el horizonte acerca de su futura independencia para examinar el comportamiento de los Estados en esta materia.

En la mesa está una propuesta presentada por Cuba, Sri Lanka, Bielorrusia, Argelia, Bangladesh, Bolivia, Indonesia, Malasia, Pakistán, Qatar, Arabia Saudí y Venezuela en favor de garantizar la transparencia del Consejo, que a ojos de otros países y de las ONG es realmente una iniciativa para mermar su trabajo e independencia en el futuro.

La iniciativa de ese grupo de países, la mayoría con una dudosa reputación sobre el respeto a los derechos humanos, persigue supervisar el trabajo de la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos en todo lo relacionado con financiación y personal.

Afirman los patrocinadores de la iniciativa que la Alta Comisionada, Navi Pillay, no ha resuelto el problema del "desequilibrio en la distribución geográfica del personal" de su entidad, a pesar de los repetidos requerimientos para que actúe a este respecto.

Se trata, en su opinión, de un desequilibro "culturalmente tendencioso" y "poco representativo de la ONU en su conjunto".

La propia Pillay escribió una carta a la presidencia del CDH, que ostenta temporalmente la embajadora de Uruguay, Laura Dupuy, en la que lamentó no haber sido consultada por los países sobre su voluntad de presentar ese proyecto de resolución.

Dupuy, que hizo balance de estas tres semanas de reuniones del Consejo en conferencia de prensa, dijo entender la inquietud de quienes ven en la maniobra un intento de países poco respetuosos con los derechos humanos de frenar futuras comisiones de investigación, como ha ocurrido en los tiempos recientes con Libia y Siria.

No obstante, la embajadora uruguaya pidió paciencia porque "todavía hay negociaciones en marcha" en el Consejo sobre la resolución y expresó su esperanza en encontrar un equilibrio.

Dupuy alabó la intención de "querer proteger a la institución con un poco más de transparencia y con un incremento de la contribución voluntaria de los países", pero expresó su temor acerca de que se debata "más sobre recursos financieros que sobre actividades".

"Sería perjudicial para la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos y para el Consejo", admitió la presidenta de este órgano, partidaria de "no perder de vista los temas importantes".

Más contundentes fueron organizaciones como HRW y Amnistía Internacional, que denunciaron que el proyecto de resolución "infringe gravemente la independencia" de la oficina de Pillay.

"Es un paso atrás en la protección de la independencia" de ese organismo, responsable de vigilar y promover los derechos humanos en el mundo en nombre de la ONU, advirtieron ambas ONG, observadoras en las reuniones de un Consejo, que, polémicas al margen, ha demostrado haber incrementado su influencia en la agenda internacional.

En palabras de la embajadora estadounidense, Eileen Donohoe, el Consejo "ha pasado de ser una institución que demasiado a menudo era incapaz de afrontar crisis de derechos humanos, a un lugar en el que la comunidad internacional se reúne para centrarse en las situaciones más acuciantes en el tema de derechos humanos".

El "regreso" de EEUU al multilateralismo, de la mano de la administración del presidente, Barack Obama, tiene mucho que ver con este apogeo del Consejo, que en los últimos meses ha sido decisivo en el tratamiento de las crisis de Siria, Libia, Yemen y Sudán.

Pero las voces críticas dicen que esa implicación más activa de Washington condiciona la agenda y evita que se aborden temas incómodos para EEUU como el conflicto entre israelíes y palestinos.

Donohoe en un encuentro con periodistas no ocultó que se trata de una deliberada acción diplomática de su país: "logramos mantener al Consejo fuera de los actuales temas que dividen a Israel y los palestinos y centrados en la cuestión de la creación de un Estado".

"De hecho, ni siquiera se ofreció una resolución sobre estos temas. Esperamos que futuras sesiones del Consejo emulen a este y no se centren de manera desproporcionada en Israel", afirmó.

Dupuy recordó en este sentido que el Consejo como tal no puede hacer nada por fijar la agenda, ya que "la iniciativa la tienen los Estados y dependemos de patrocinadores que muevan el tema".

Controversias al margen, el Consejo se cierra con otros elementos importantes, como el regreso de Libia al puesto del que fue expulsado a principios de año en el inicio de las revueltas contra el régimen de Muamar el Gadafi, y la creación de un nuevo relator sobre verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.

"Tras la experiencia latinoamericana, esperamos que sea un elemento útil para otros países (...) para superar la situación de una manera útil y digna para las familias y la sociedad", destacó.

Mostrar comentarios