EEUU-China, las claves de una relación de amor-odio

  • Las conversaciones al más alto nivel entre EEUU y China celebradas esta semana en Pekín han vuelto a otorgar grandes titulares a las relaciones entre ambos países. Pero más allá de las conversarciones mantenidas entre la secretaria de Estado Hillary Clinton y el Gobierno de Wen Jia Bao sobre las crecientes tensiones entre las dos Coreas, éstas son cinco cosas que se deben de tener en cuenta sobre las relaciones bilaterales China-Estados Unidos:
Kathleen E. McLaughlin | GlobalPost

(PEKÍN, China). 

1. Vínculo más fuerte que nunca

EEUU y China tratan de manejar una relación que está más interconectada que nunca. Pero no se debe de olvidar que EEUU y el actual partido gobernante en China tienen una larga y compleja historia con problemas.

Las fricciones y riñas comerciales de la actualidad sobre temas como la censura y los derechos de propiedad intelectual parecen hasta amistosas si se echa la mirada hacia atrás, especialmente a la abierta enemistad que había entre los dos países antes desde que establecieran relaciones diplomáticas hace tres décadas.

La mayor parte de los expertos en relaciones EEUU-China dicen que los vínculos entre las dos naciones nunca han sido tan fuertes como en los últimos años.

2. El presidente de EEUU Barack Obama no ninguna estrella en China

En buena medida debido al control estatal de los medios, los ciudadanos chinos no suelen demostrar demasiada pasión en torno a la figura del presidente de EEUU. El ex presidente Bill Clinton quizás haya sido una excepción en este sentido, en parte por el impulso que dio a la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio.

En contraste con lo que ha sucedido en partes de Europa, África y otros lugares del mundo, el recibimiento al actual presidente de EEUU ha sido directamente tibio en algunos círculos chinos, y sobre todo apagado. Sus aliados naturales en China (los activistas de derechos humanos y otros críticos con el Gobierno) se sintieron defraudados con Obama desde el principio de su mandato, cuando su secretaria de Estado Hillary Clinton anunció que los derechos humanos no formarían parte del diálogo bilateral, fundamentalmente económico.

Ambas partas han reiniciado no obstante sus conversaciones sobre derechos humanos tras un parón de dos años.Los acuerdos de Obama con China se han visto entorpecidos por las fallidas conversaciones sobre el cambio climático en Copenhague y por una creciente serie de incidentes comerciales, por lo que la administración de EEUU ha endurecido su tono hacia el gigante asiático en los últimos meses.

3. El lío de la moneda no es nada nuevo

EEUU ha estado presionando a China durante años para que abandone la tasa de cambio fijo del yuan con el dólar. China finalizó su política monetaria de una década en 2005, con una revalorización única y una tasa de cambio flotante, pero manejada de manera estricta.

En 2008, con la crisis global, se volvió a instaurar un cambio fijo de facto frente al dólar, y no se ha vuelto a aflojar desde entonces. La Administración Obama argumenta, al igual que hicieron los Gobiernos anteriores, que un yuan infravalorado permite a China comerciar con ventaja.

4. Son escasos los grandes anuncios

En la nueva era de diálogo las relaciones EE UU - China tienden a moverse lentamente, con muchas conversaciones, negociaciones y encuentros. Los grandes anuncios son escasos y separados en el tiempo; en vez de eso, se opta por hacer cambios paulatinos.

El Diálogo Estratégico y Económico EEUU-China (SED, por sus siglas en inglés) celebrado en Pekín esta semana ha sido una reunión más entre los gobiernos de ambos países, lo que parece haber ayudado a suavizar e incluso resolver temas en los que ha habido tensiones durante años.

5. La influencia de China sigue en aumento

Reuniones anteriores entre representantes de alto nivel de los dos países se convirtieron a menudo en aleccionamientos de EEUU a China sobre comercio y otros temas. Pero la tortilla se dio la vuelta en la primera reunión del SED el año pasado en Pekín, cuando China aleccionó a EEUU, diciéndole que pusiera orden en su patio financiero.

Dejando aparte los incidentes comerciales y las cuestiones de valores, China todavía posee un buen porcentaje de la deuda de EEUU, y le preocupa su inversión. Aunque Pekín ha vendido parte de sus bienes este año y Japón le ha sustituido como el mayor titular de deuda soberana de EEUU, las relaciones chino-estadounidenses no parecen correr el riesgo de romperse en un futuro próximo.

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