EEUU ofrece un millón de dólares por sospechosos de matar a agente fronterizo

  • Las autoridades de Estados Unidos anunciaron hoy una recompensa de un millón de dólares por información que lleve a la captura de cuatro individuos sospechosos de participar en el asesinato en 2010 del agente de la Patrulla Fronteriza Brian Terry en Arizona.

Tucson (EE.UU.), 9 jul.- Las autoridades de Estados Unidos anunciaron hoy una recompensa de un millón de dólares por información que lleve a la captura de cuatro individuos sospechosos de participar en el asesinato en 2010 del agente de la Patrulla Fronteriza Brian Terry en Arizona.

Los sospechosos, quienes se cree que se ocultan en territorio mexicano, fueron identificados como Jesús Rosario Favela Astorga, Iván Soto Barraza, Heraclio Osorio Arellanes y Lionel Portillo Meza.

Las autoridades ofrecen una recompensa de 250.000 dólares por información que lleve a la captura de cada uno de ellos, dijo James Turgal, agente especial a cargo de la oficina de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) en Phoenix, Arizona.

Otros dos sospechosos, identificados como Manuel Osorio Arellanes y Rito Osorio Arellanes, ya se encuentran bajo custodia.

Laura Duffy, procuradora de justicia en el distrito de San Diego (California) explicó que hasta el momento los esfuerzos por detener a los sospechosos no han rendido frutos.

El distrito de California se encarga de la investigación del asesinato del agente federal debido a su relación con la operación "Rápido y Furioso", que permitió el trasiego ilegal de armas a México en 2009.

En el lugar en el que Terry fue asesinado, al norte de la frontera con México, cerca de Nogales (Arizona), se encontraron dos armas relacionadas con esta fallida operación.

"Estamos siguiendo todas las pistas disponibles", dijo Duffy en conferencia de prensa, en la que se indicó que los sospechosos cruzaron la frontera de manera ilegal con el propósito de robar a traficantes de drogas de la zona.

Además de los cargos por el asesinato de Terry, los fugitivos están acusado de agredir a otros tres agentes fronterizos.

La operación "Rápido y furioso", a cargo de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, en inglés), permitió el trasiego ilegal de unas 2.000 armas a México en 2009, con la idea de rastrearlas hasta los cabecillas del narcotráfico y el crimen organizado en ese país.

Pero la ATF, que depende del Departamento de Justicia de EE.UU., le perdió el rastro a esas armas, que fueron a parar a manos criminales. Se calcula que unas 1.400 armas aún no han sido recuperadas.

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