El ataque a "Charlie Hebdo" replantea los límites de la libertad de expresión

  • El ataque al semanario "Charlie Hebdo", reivindicado por Al Qaeda en la Península Arábiga como venganza por las supuestas ofensas a Mahoma, ha abierto en Francia el debate sobre la libertad de expresión y la fragilidad de un valor en este país reconocido por la ley como fundamental, pero no absoluto.

Marta Garde

París, 21 ene.- El ataque al semanario "Charlie Hebdo", reivindicado por Al Qaeda en la Península Arábiga como venganza por las supuestas ofensas a Mahoma, ha abierto en Francia el debate sobre la libertad de expresión y la fragilidad de un valor en este país reconocido por la ley como fundamental, pero no absoluto.

Los cuestionamientos suscitados por las habituales caricaturas del profeta en esa publicación y por sus bromas no solo sobre esa religión, sino hacia todas, han puesto en evidencia la tensa relación entre el derecho a la libertad de palabra y a ver respetadas las propias creencias.

En Francia no existe el delito de blasfemia y son los jueces quienes, caso por caso, deciden qué principio pesa más: la libertad de conciencia o la de expresión.

En 2007, cuando otras viñetas de Mahoma llevaron a "Charlie Hebdo" ante la justicia, el Tribunal Correccional recordó que el respeto a todas las creencias va de la mano con la libertad de criticar las religiones, sean cuales sean, y de representar a sus sujetos u objetos de veneración.

En un sentido jurídico, según considera en declaraciones a Efe el abogado y presidente honorífico de la Liga francesa de Derechos Humanos (LDH), Michel Tubiana, el semanario no cae en el exceso con su publicación, lo que no impide discutir "si el contexto es oportuno".

Los límites, recuerda, se imponen con la difamación a personas, la incitación a la violencia o el odio, el racismo, el antisemitismo o la voluntad de denigrar por cuestión de origen o situación social.

"Si hay un homenaje que podemos rendir a 'Charlie Hebdo' es el de hacer que la libertad de prensa, la de expresión, pero también el laicismo, sean defendidos y promovidos en todas partes", dijo este lunes el presidente de Francia, François Hollande, en la conmemoración del 70 aniversario de la agencia AFP.

La opinión de la ciudadanía al respecto, no obstante, está dividida: uno de cada dos franceses se declara partidario de limitar la libertad de expresión en internet y las redes sociales, según una encuesta difundida este domingo por el semanario "Le Journal du Dimanche" (JDD).

Un 57 por ciento, añade el sondeo, apuesta por no tener en cuenta la opinión de aquellos musulmanes que se han sentido heridos o agredidos por las caricaturas del profeta y defiende que se sigan publicando.

"La libertad de expresión es un derecho eminentemente amenazado, de forma permanente, en todo el mundo (...) y en realidad no muere por abusar de ella, sino por ser reprimida o por la autocensura", opina Tubiana.

La ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, ha emitido en los últimos días circulares en las que instaba al cuerpo judicial a ser "particularmente firme y reactivo" contra toda declaración de naturaleza racista, antisemita o que incite a comportamientos violentos, discriminatorios o terroristas.

Asimismo, ha manifestado su intención de que las injurias y difamaciones dejen de ser protegidas por el derecho de la prensa y se introduzcan en el código penal cuando se vean agravadas por circunstancias ligadas al racismo, el antisemitismo o la homofobia, para hacer más eficaz la respuesta penal.

Ello ha llevado en la última semana a al menos 69 arrestos por presunta apología del terrorismo, una definición "vaga", denuncia Amnistía Internacional, con la que se corre el riesgo de "criminalizar" declaraciones que, aunque chocantes, no tienen por qué llevar implícita la incitación al odio.

"No es momento para abrir procedimientos inspirados por reacciones en caliente, sino más bien para poner en marcha medidas reflexionadas que protejan vidas y respeten los derechos de todos", señaló en un comunicado el director para Europa y Asia de Amnistía, John Dalhuisen.

Esta opinión es compartida por Tubiana, quien lamenta que "se pueda vaciar de contenido la persecución de la verdadera apología" y que, pese a todo, considera que, "en comparación con otros países, en Francia todavía sigue viva la libertad de expresión".

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