El CNA busca en Sudáfrica su quinta mayoría en sus elecciones más complicadas

  • El gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA) buscará este 7 de mayo en las elecciones generales de Sudáfrica una nueva mayoría absoluta de dos tercios que podría perder debido a la corrupción y la ineficacia de los servicios públicos, que han minado su popularidad entre el electorado.

Marcel Gascón

Johannesburgo, 2 may.- El gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA) buscará este 7 de mayo en las elecciones generales de Sudáfrica una nueva mayoría absoluta de dos tercios que podría perder debido a la corrupción y la ineficacia de los servicios públicos, que han minado su popularidad entre el electorado.

Si bien nadie duda de otra aplastante victoria del partido del presidente y candidato a la reelección, Jacob Zuma, algunos analistas prevén, por primera vez en los veinte años de historia de la democracia multirracial sudafricana, un descenso de su porcentaje de apoyos por debajo de la barrera del 60 por ciento de los votos.

Las razones de esta perspectiva para el CNA, partido del fallecido expresidente Nelson Mandela y catalizador de la lucha contra el régimen racista del "apartheid", hay que buscarlas en los casos de corrupción y los fracasos de gestión del Gobierno de Zuma.

El líder de la fuerza política oficialista llegó al poder en 2009, pero, desde entonces, no ha dejado de perder popularidad.

Los escándalos de abuso de poder del presidente, de muchos dirigentes del partido y de instituciones del Estado, como la Policía, han compartido protagonismo durante la legislatura con las interminables huelgas en el sector minero y las violentas protestas en los barrios más pobres por la falta de servicios públicos.

Visto por muchos como el peor presidente de la democracia, Zuma se ha centrado en destacar los logros de los veinte años del CNA en el poder, pasando por encima de una legislatura, la que ha presidido él, que no parece arrojar motivos para sacar pecho.

"Lo hemos hecho bien en estos últimos veinte años. Nos hemos acercado al sueño de una Sudáfrica unida, no racial, no sexista y democrática", dijo recientemente Zuma, que insiste en que no se pueden revertir, en solo dos décadas, las injusticias de más de tres siglos de gobierno de la minoría blanca del país.

En ese contexto, el primer partido de la oposición, la Alianza Democrática (DA), y su líder y candidata, Helen Zille, podría sacar provecho de las horas bajas del CNA.

La DA busca extender su base electoral tradicionalmente blanca y burguesa a las clases urbanas negras y a la población marginal de los antiguos guetos, apoyos tradicionales y naturales del CNA.

La formación confía en reafirmar su evolución ascendente desde las primeras elecciones, y los pronósticos más optimistas esperan un aumento del 16 por ciento de los votos obtenidos en los últimos comicios, afianzando así su papel de gran partido de oposición.

Sin embargo, la principal amenaza para el caladero de votos tradicional del movimiento de liberación más antiguo de África es también la gran novedad en estas elecciones: el antiguo líder de las juventudes del CNA, el joven y populista Julius Malema.

Con grandes dosis de demagogia, un lenguaje sensible con los pobres y un discurso centrado en los problemas de buena parte de la población, los Luchadores por la Libertad Económica (EFF) de este "enfant terrible" de la política sudafricana tratarán de entrar en el Parlamento acusando al CNA de traicionar a su gente.

Malema -que aboga por la nacionalización de las minas y otros sectores estratégicos, así como por una rápida redistribución de la tierra- ha sacudido ya con su presencia el tablero social y mediático del país, y busca ahora hacer lo propio con una aritmética electoral habitualmente estancada como la sudafricana.

El impacto real de la proyección pública de Malema, que tiene 33 años, está por ver ante la falta de encuestas públicas recientes sobre la intención de voto en Sudáfrica, pero cálculos de la prensa local le otorgan hasta un diez por ciento de los sufragios.

La presión por el ala izquierda al aún todopoderoso CNA no viene únicamente de formaciones ajenas.

Amplios sectores de la federación sindical COSATU (como su socio con mayor número de afiliados, NUMSA), aliada del partido gubernamental, le han negado apoyo a Zuma, a quien piden más socialismo y, sobre todo, menos corrupción.

El desencanto con el CNA ha llegado también a figuras históricas del propio partido y a un antiguo aliado e icono en la lucha contra el "apartheid", régimen impuesto por la minoría blanca hasta 1994, como el arzobispo emérito de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu.

El pasado domingo, Tutu llegó a declarar que está "contento de que Mandela esté muerto" y no pueda ver los desmanes que sus sucesores están haciendo con la democracia de la que el fallecido expresidente fue padre y arquitecto.

"No pensé que nos desilusionaríamos tan pronto", agregó el arzobispo, de 82 años y ganador del Premio Nobel de la paz en 1984.

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